viernes, 21 de julio de 2017

Sitio Ceramista Real de San Carlos

SITIO CERAMISTA EN EL REAL DE SAN CARLOS     (22/9/05)

“Un collar o coronas de islas circundan la bahía de Colonia. Son siete islas, la de mayor dimensión es la de Isla de San Gabriel, seguida de la Isla de Farallón, las de Hornos (del este y del oeste) y las tres López (la del este, las del medio y las del oeste) – conocidas también como Las Tres Hermanas-“.

Los Antecedentes Territoriales

“A los 34º26’ de la latitud Sud y 57º50’ de la longitud oeste de Greenwich, a 250 kilómetros de la boca del Río de la Plata y sobre la banda oriental de ese vasto estuario surge un grupo de islas frente a una península rocosa; son las islas y la punta de San Gabriel.
La península se prolonga al Norte por el arco de una bahía, cuyas altas barrancas limitan a la lengua del agua en playas de fina arena blanca; al Sud la contextura del terreno varía, disminuye su nivel y desde la costa al interior se pasa de la playa rocosa arenosa sin transición a la fértil tierra negra.
De ambos lados y a cortas distancias, arroyos de no gran caudal desembocan en el estuario. Y pasadas las barrancas, en todo el territorio que la circunda, la vegetación se desarrolla vivazmente. Y los variados tonos del verde semejan el paisaje a los más fértiles y ricos del corazón de Francia. Las islas se escalonan paralelas a la costa y son, de Sur a Norte, la del Farallón, la isla Grande de San Gabriel, los islotes de los Ingleses y los Muleques, las islas de Antonio López y la de Hornos. Su tamaño es reducido, salvo la grande por antonomasia, que fue y es la única habitada de continuo y mide una legua cuadrada.


En la extremidad de la península que tiene escasos dos kilómetros de saliente y algo menos de ancho, existió en forma intermitente desde principios del Siglo XVI y continuada (con breves intervalos), desde fines del XVII, población de hombres blancos. Pero de tiempo inmemorial el hombre rojo autóctono había ocupado con su primitivo aduar aquella costa y aquellas islas.
Pasó como una sombra la raza extinguida del primitivo habitante del territorio.
Y nada queda del indio alto, triste y taciturno, de cabeza grande, cara ancha, pómulos salientes, nariz grande de ventanas anchas y abiertas y base estrecha y hundida, cejas salientes de arcada poco espesa, ojos horizontales pequeños, negros y hundidos, boca grande de labios gruesos.
Sólo brilla su mirada triste y dura, que sabe ser feroz, en los ojos de algún descendiente a través de cien mezclas de sangre, que ocupa ahora los antiguos campos de caza del salvaje indómito.”

* Riveros Tula, Aníbal M. – Historia de la Colonia del Sacramento (1680) – Revista del Instituto Histórico y Geográfico del Uruguay, XXIII – Montevideo 1959.


En una enorme bajante, que se produjo en el año 2004, se encontró una gran cantidad de tiestos de cerámica indígena frente al hotel, que en aquel momento, se estaba construyendo en el Real de San Carlos, después del muelle y a una gran distancia río adentro, sobre un banco o superficie de arena.

Luego, en el mes de octubre (miércoles 13/10/04) se vuelve a producir una gran bajante, por ráfagas de viento norte muy fuertes con la influencia de la luna nueva que se hacía ese día; concurrimos con  unos amigos coleccionistas. En el mismo lugar, colectamos gran cantidad  de tiestos (más de 100), pero esta vez con algunas piezas líticas, lascas de sílex, un “quesito”, percutores en cuarzo y sobadores, nucleoides en cuarzo y algunos huesos aparentemente de animales contemporáneos que habrían servido de alimento.

Algunos  restos de la cerámica se encontraban totalmente sepultados en la arena, lo que nos permitió vislumbrar un sitio con enorme cantidad de las referidas piezas y de gran importancia, el cual seguirá aportando restos.
El hallazgo identifica cerámica guaraní con restos de urnas funerarias por su tamaño o recipientes para guardar alimentos; cerámica pintada, decorada, lisa, con agujeros de suspensión, con decoración interior, exterior y bordes o labios en una visión rápida y sin una clasificación técnica.

También se encontraron restos fósiles (plaquetas, vértebras, dientes o molares, costilla, y además restos enormes de lo que parece ser ballena o cachalote y restos de madera fósil). Hacemos referencia, aunque no corresponde  a la época y al sitio preciso.

Destacamos este dato: en el primer encuentro se sacó, casi enterrado, un cacharro que al desenterrarlo estaba entero,  salvo un agujero que correspondía al fondo del recipiente.
Asimismo, también se encontró  una  cantidad importante,  de trozos grandes que permitirán su reconstrucción y determinar  diámetro, forma y altura, etc., dado que tienen los bordes y pared lateral,  aunque  algunos con parte del fondo.
Nos había llamado la atención - siempre que leíamos sobre indígenas en Colonia -  que se mencionaba  el hecho de que  se  hallaban   tolderías en la costa. Investigando sobre la batalla de San Gabriel y  tratando de ubicar el sitio donde ella tuvo lugar, creemos,  debe de poder encontrarse,  material lítico  (puntas de flechas y lanzas) y algún elemento metálico del conquistador.

Aníbal Riverós Tula en “Historia de la Colonia del Sacramento” describe el viaje de Sebastián Gaboto rumbo a las Molucas, entrando al Plata, fondea frente a San Gabriel el 18/3/1527, bautiza las islas y hace establecimiento en la tierra firme, entre la punta de San Carlos y el arroyo de San Pedro, le llama de San Lázaro “frente al lugar donde empiezan los bajos del río”.

Esta batalla según los documentos se desarrolló muy cerca de la punta de San Gabriel.
Los primeros contactos con los charrúas, que tenían una toldería semi-permanente en la vecindad, son pacíficos y por intermedio de dos intérpretes que lleva, antiguos compañeros de Solís, le informan de la existencia de un sobreviviente de la masacre de 1516   y pocos días después Francisco del Puerto llega a ellos”.
Vamos a mencionar en forma textual lo que informa Aníbal Barrios Pintos en Historia de los Pueblos Orientales con el subtítulo “La hecatombe de San Gabriel en el relato de Hernando de Montalvo”:
“En una dilatada carta elevada al rey, fechada en San Salvador el 29 de marzo de 1576, Hernando de Montalvo, tesorero del Río de la Plata, refería que al día siguiente de haber llegado el adelantado a San Gabriel - 26 de noviembre de 1573 a las tres de la tarde - pasó al otro día a la costa firme donde estuvo 42 días. Seguidamente decía que dicho sitio se encontraba frontero del lugar donde había encallado la nave capitana y a media legua de donde estaban los demás navíos. Hasta allí habían venido a visitarlos los charrúas, “en tres a cuatro canoas”, a hacer intercambio de víveres por rescates.
El guaraní Yamandú fue el encargado de llevar correspondencia dirigida al capitán Juan de Garay, en la que se le anunciaba la llegada de la armada de Ortíz de Zárate al puerto de San Gabriel, requiriéndole “bajase con alguna gente y comida y caballos por la gran falta que de todo traía”.
Según lo dijera Hernandarias de Saavedra en 1596, Yamandú llegó “vestido de grana, con su espada y daga y sombrero”, obsequio del adelantado en recompensa de su misión de “chasque fluvial”.
Ante la gran hambruna que padecían, los expedicionarios habían encontrado” ciertas yerbas que en la similitud y gusto parecían acelgas y otros bredos de los de España y dio la gente en irlas a buscar a una legua del real, las cuales se comían crudas”-dice Montalvo-“con sola agua y sin sal”. Los frailes iban también en ocasiones en procura del alimento que aumentara la exigua ración diaria de 12 onzas.
Era de presumir un ataque de los indígenas, ya que acudían siempre mal pertrechados. Un día se produjo el desastre a una legua del real de San Gabriel  y no en el arroyo San Juan, como afirma erróneamente cierto autor en acotación a un fragmento de la carta del tesorero Hernando de Montalvo, que así relata las trágicas jornadas:
“ y vn día martes 29 del mes de diciembre del año 73 senboscaron en vnos grandes pajonales asta doçientos yndios charrúas y guaraníes y así como los cristianos llegaron a dondestavan las dichas yerbas questaban junto al pajonal donde los yndios enboscados estavan dieron en nuestra jente que mataron y prendieron hasta 42 personas escapáronse solo dos y estos mal heridos los quales dieron aviso en el rreal, y el adelantado mando tocar arma salio la gente la mas armada que pudo dio orden que fuese un capitán llamado pablos de santiago con 15 soldados y luego tras del sargento mayor martín de pinedo con 54 soldados: todos estos los mas armados que en rreal avia con arcabuzes y rrodelas aunque tan mal adereçados de pólvora y lo demas como los primeros y dio orden al sargento mayor que el y el dicho capitán santiago fuesen con aquellos soldados a donde avían ydo por las yervas y los muertos que allasen y heridos los trajesen al rreal y se veniesen rretirando con ellos, llegados los capitanes alla toparon con algunos de los muertos que fueron los que se defendieron y los yndios apartados un poco delloss uvo diferentes pareçeres entre los capitanes, el vno que diesen en los yndios y el otro que se retirasen escaramuçando: tuvieron mala orden con gente mal platica por no tener espirençia zercaronlos los  yndios y dieron en ellos, echaron a uyr los capitanes y tras dellos la jente a donde mataron y prendieron aquel dia casi 90 soldados y murieron los capitanes  y oy en día lo están ,(presos?) algunos de ellos, sabido por el adelantado tan gran perdida por tan poca gente como le avia quedado, en su armada quiso yr a los yndios con los  pocos que le quedavan; fuele estorvado por las personas particulares que con el estavan, a donde si fuera se acabava de perder con toda la gente del rreal que le havia quedado, porque los que podíamos  yr con el eramos pocos y los que quedaron en el rreal en guardia del eran los enfermos y frailes  y clerigos  y mujeres y niños, donde aquel día se puso en condiçión de se perder todo el rreal  sin quedar nadie, y otro dia en la noche encomenço el adelantado a embarcar toda su rropa y luego la gente y rretiralla a la nao capitana questava dada el traves çerca de tierra questava de manera que se podian tener en ella en lo alto y allí estuvimos diez dias hasta quel adelantado con toda la gente se paso a la isla desan graviel y en el inter se desycieron los dos navíos capitana y almiranta para aprovechar la clavaçon y a cinco de febrero partimos para la dicha ysla de martin garcía, donde llegamos a 10 del y estuvimos 3 meses”.
Según Francisco Carrillo de Saavedra, que escapara a la matanza, 80 fueron los que sucumbieron o quedaron prisioneros de los indígenas.
Una lectura, atenta de la crónica rimada de Martín del Barco Centenera permite deducir que sólo fueron los charrúas los que atacaron a los bisoños soldados de Ortíz de Zárate. Ningún cacique guaraní es mencionado. El mismo arcediano lo confirma en declaraciones formuladas en Buenos Aires a 10 de enero de 1584 diciendo que “se hallo presente a todo ello y a el tiempo de la guaçavara y matanza que se hizo en el puerto de San Graviel cuando los indios charrúas dieron en la gente y armada del dicho Juan Ortiz de çarate este testigo lo vio y esperimento y se hallo a todo ello y vido y conocio a el hermano del dicho capitan ( Francisco del Pueyo) el qual murio en la dicha guaçavara…”.
Otro de los testigos, Alonso de Santamaría, ratifica que el ataque tuvo lugar a una legua del real y que él “que quedó muy herido y lo dexaron por muerto” y otro soldado, fueron los únicos sobrevivientes del primer ataque. En el segundo, perdió la vida dicho hermano del capitán Pueyo, que éste trajo posteriormente  a enterrar al pueblo”.
Agrega Alonso de Santamaría una noticia de interés relacionada con el capitán Pueyo, quien al llegar la armada de Ortíz de Zárate al puerto de San Gabriel fue con cuatro soldados en un batel hasta el arroyo San Juan “para ver si había seguridad para la gente de la armada y puerto para los navíos y volvió con Relación dello donde avía yndios de guerra en que paso mucho trabajo y peligro de su persona”.

Esto confirmaría el lugar de la batalla con el Sitio encontrado por nosotros y no deja lugar a dudas que era hacia el Nor-Oeste y no al Sur-Este como cabría la duda y al hablar de una legua no puede ser San Juan.
Menciona A. Riveros Tula a la expedición “de Alonso de Sotomayor, Gobernador electo de Chile y en viaje para allí por la via de Bs. As.” (pág. 144 A. B. Pintos) y agrega  que, esta expedición, tuvo algún encuentro con los indios de San Gabriel de la que no tenemos más detalle que la afirmación de Hernandarias De Saavedra, en 1608.  “Los naturales de la banda oriental mataron más de 20 soldados de la misma”. (pág. 80- A. R. Tula).

Y por último en “Relevamiento arqueológico del área a ser afectada por la construcción del puente Colonia-Bs. As.”.del  Dr. Antonio Lezama y el Ing. Jorge Baeza extractamos:… “En el tramo que se encuentra entre la ciudad de Colonia y el Real de San Carlos, Teisseire relata que “ cuando el río baja, la playa arenosa ofrece, islotes más o menos extensos de piedras rodadas, trozos de hueso y ostras fósiles, debido a la poca altura del agua, 40 a 50 cms., estos islotes cambian de forma muy a menudo, por la causa del embate de las olas, como lo he podido constatar frecuentemente, y a veces desaparecen durante largo tiempo cubiertos por las olas. Objetos de barro han sido hallados en el muelle del Real de San Carlos a 300 o 400 mts. de la costa del lado oeste”. (Teisseire 1927: 162) pág 16 del mencionado relevamiento.

Este constante aparecer y desaparecer debido a los movimientos de las mareas sobre los bancos de arena, es lo que nos exige a estar permanentemente pendientes de bajantes y muchas veces nos encontramos con que todo cambió y está cubierto de arena.
El 1º de noviembre de 2005 se produce una nueva gran bajante del río y nos dirigimos al sitio mencionado que continúa “produciendo” tiestos de cerámica; en esta oportunidad encontré más de 30 tiestos que agregados a lo colectado anteriormente superaba  los 200. Me expreso diciendo, que soplaba el viento NW creando  un revuelto de la arena, al seguir bajando el nivel del agua, apreciando asombrado-  ver brotar como hongos- los tiestos de cerámica.

Encontramos también al excavar superficialmente, que aparecían restos quemados, lo que para nosotros sería un fogón con restos de cenizas y huesos quemados, presumiendo, haya sido el fogón donde cocinaban ya sea los alimentos o la cerámica. Tenía dicho fogón, un diámetro aproximado a los  40 o 50 cms. y una profundidad de 30 a 40 cms. Debajo,  había una capa como de barro arcilloso y más abajo arena muy fina de color gris, aparentemente impregnada de cenizas lo que le daría ese color.

Hipótesis a seguir trabajando: los guaraníes ya andaban en estas tierras, lo confirma la matanza de Juan Díaz de Solís en 1516, cerca de Colonia (ubicación exacta desconocida, se presume que fue frente a la isla Martín García), también confirman la existencia de esta etnia, que la enorme cantidad de cerámica con características especiales indican una población populosa y sedentaria. Generalmente se cree que andaban de Corsarios y su cerámica lo negaría, asegurando más bien, que estaban asentados en la zona. Un datado del material, podría indicar, aproximadamente, la antigüedad del sitio.

Coincidimos con los arqueólogos que si encontramos una boleadora, no necesariamente tiene que pertenecer a los charrúas; no es claro indicador de que sea de ellos; pero al encontrar gran cantidad de cerámica muy bien elaborada y decorada con variados estilos, como puede ser la cerámica guaraní o chaná, no deja lugar a dudas: el sitio fue ocupado por un pueblo sedentario, durante mucho tiempo.

Segunda etapa de la investigación del sitio arqueológico Real de San Carlos, después de la publicación de mi libro “Trazos Históricos. Investigaciones Histórico-arqueológicas en breves ensayos”, publicado en el mes de marzo de 2016.

Continuando con la investigación referente al sitio mencionado, encontramos un estudio sobre alfarería indígena en Salto Grande por el Lic. Antonio Díaz (Lic. en Antropología-investigador del Centro de Estudios Arqueológicos-Montevideo-Uruguay; realizado entre 1972 y 1976).
Los estudios se realizaron en la región que quedaría cubierta por las aguas del lago de la represa de Salto Grande.
De la parte que nos interesa,  extractamos lo siguiente:
Tres modalidades alfareras distintas, correspondientes a  diversas unidades culturales estratificadas, ocupando siempre la parte superior de la columna estratificada, precediendo conjuntos líticos con diferentes características.
“De acuerdo a los resultados del procesamiento en gabinete de los materiales cerámicos rescatados, se realizó un intento de sistematización de las unidades alfareras presentes en la región. Se diferenciaron tres conjuntos:
1)      Alfarero Salto Grande.
2)      Alfarero de tradición paranaense.
3)      Alfarero Tupí guaraní.

1)      Aparentemente la alfarería característica denominada de Salto Grande (sería una manifestación regional), según los estudios en las prospecciones y análisis posteriores llevados a cabo, sería pre-tupí guaraní.
Está constituida por dos tipos: salto grande simple  y salto grande inciso. (Serrano-1972)
Está cocida irregularmente, a baja temperatura y en fuego abierto, núcleo generalmente negro o gris oscuro.
Se utilizó arcilla del lugar con antiplástico, constituido por óxidos de hierro, arena y espículas de esponja. Las formas son ollas y escudillas semiesféricas, platos bajos circulares o elipsoidales.
La decoración es con incisiones o impresiones formando guardas paralelas al borde, algunos tiestos con decoración pintada (pintura fugutiva ).
Este conjunto salto grande forma parte de la tradición alfarera que Serrano designara “cultura entrerriana” o “alfarería básica del litoral”. (Serrano-1972)  Considerada una tradición alfarera con amplia dispersión geográfica que, en muestras de carbón asociada, se pudo determinar por radio carbono, fechados en la región a mediados del primer milenio A.C. (Baeza et al.1977)
Esto llevó a ser considerada por algunos autores como una de las más antiguas de la cuenca platense y también por su escaso desarrollo tecnológico y estilístico.
Estos alfareros pre-tupíguaraní de salto grande según las evidencias arqueológicas poseían una economía mixta basada en la caza de pequeños mamíferos, aves, pesca y recolección de moluscos de río.
Y por último, debemos acotar que existe en los tiempos históricos, abundante información sobre la presencia de hurticultores no tupí guaraní en la zona del bajo Uruguay y delta del Paraná, correspondiendo a los alfareros de la modalidad paranaense.

2)      La alfarería paranaense -denominada por Serrano, ribereños plásticos: alfarería gruesa o campanas como lo más destacado- encontrada en Salto Grande, guarda importantes semejanzas con la del “cerrito los marinos” (Gaspary-1950) y la de las tejas (Serrano-1923).
Este conjunto alfarero aparece representado en isla de arriba, en los niveles superficiales de las excavaciones, su posición estratigráfica es similar a la de la parte final de la secuencia correspondiente a la cerámica “Salto Grande”. Este hecho nos hace considerar la hipótesis de que la presencia de los portadores de la alfarería paranaense en el río Uruguay medio, haya ocurrido a comienzos de los tiempos históricos.
La dispersión de esta alfarería en la región de Salto Grande, permite plantear dos posibles vías de penetración. (Díaz y Fornaro, 1977:168)
a)      Penetración desde el delta del Paraná, ascendiendo por el río Uruguay.
b)      Penetración desde el Paraná medio, a través de Entre Ríos, por los ríos Guyquiraró (afluente del Paraná) y  Moco retá (tributario del río Uruguay) cuyas cabeceras se encuentran prácticamente unidas.

3)      Una tercera modalidad alfarera aparece en los yacimientos de Salto Grande: se trata como la paranaense, de una alfarería intrusiva, proveniente del área de selva tropical.
Los portadores de esta cerámica pertenecen a la tradición arqueológica Tupí guaraní.
La presencia de esta alfarería en el valle del río Uruguay y en la costa platense corresponde a la expansión de la rama austral del movimiento migratorio de estos ceramistas, analizado en detalle por Brochado-1973.
La migración descendió por el río Uruguay, lo cual queda demostrado por la presencia de materiales tupíguaraní en las costas e islas; así como por los fechados radiocarbónicos, cada vez más modernos a medida que nos acercamos a la desembocadura del río Uruguay.
Se dató la alfarería de esta tradición en 1545+ - 35 DC (Cigliano-et al 1971).
En todos los sitios en que aparece esta modalidad, ocupa los niveles superficiales de los yacimientos; frecuentemente se superpone a las modalidades ya analizadas.
La alfarería guaraní, en Salto Grande presenta decoración plástica (corrugada, unguiculada y pintada ( bicolor y tricolor) en isla de arriba y en otros sitios se rescataron también urnas pertenecientes a enterramientos; trozos de cobre laminado y tembetás(*), elementos característicos de esta tradición.(Textual- encontrado en Aportes para el conocimiento de la prehistoria uruguaya- 1994 del Centro de Estudios Arqueológicos-Estado actual de las investigaciones arqueológicas en el Uruguay (parte 1ª) publicación No3-1985.


(*) Algunos autores narran que las placas de cobre y otros ornamentos eran de uso restringido para algunas personas de alto rango (Lopez de Souza-1927 (1531-32); L.A. Bouganville 1985 en Hilbert-1985), lo que deja entrever una incipiente diferenciación social- arqueología de las culturas cerámicas del río Uruguay: retrospectiva y futuras direcciones-Lic. José Iriarte.
“Dentro del ajuar funerario, en las zonas en donde existen aéreas de disposición formal de los muertos, destaca la presencia de placas de cobre adheridas al cráneo”. Estos objetos hechos con materias primas exóticas, no disponibles en el lugar, sugeriría la formación de un sistema de intercambio e interacción a nivel regional.
El tembetá también lo usaban los pueblos litoraleños como los chaná, beguaes, timbues que generalizando fueron denominados chaná timbú y chaná beguá que no pertenecían al gran complejo tupí-guaraní, y también se ha mencionado que los charrúas usaban el tembetá.




Retomando el tema que nos ocupa, respecto al Sitio Real de San Carlos, el material encontrado nos permite plantearnos la hipótesis, con las lógicas limitaciones inherentes a las especulaciones arqueológicas y a las nuestras como autodidacta, que ese grupo humano, autores y usuarios de esa particular ergología alfarera serían grupos guaraníes y/o chaná timbúes  (ribereños del plástico).
En la “Guerra de los charrúas” (1998), su autor y destacado historiador e investigador el Prof. Eduardo Acosta y Lara refiere:
“Investigaciones históricas y arqueológicas posteriores a la mención  del padre Lozano culpando a los charrúas de la matanza de Solís; demuestran que el desembarco de éste se produjo en tierras pobladas por indios guaraníes, que como todos los  del grupo tupí, de las costas brasileñas eran muy dados a la práctica del canibalismo”.

El yacimiento Real de San Carlos puede clasificarse en mixto; con material lítico y cerámico en asociación con manifestaciones culturales diferenciables sin haber podido determinar por estudios estatigráficos o en capas diferenciadas, por estar –este sitio- dentro del agua, bastante lejos de la costa, y haber sido depredado, por los trabajos para la construcción del hotel.
No olvidemos que los estudios arqueológicos establecen que los guaraníes ingresaron por el Este  a nuestro territorio,  aproximadamente en la misma época, o sea que hicieron una especie de candado con los ingresados por el Oeste.
Continúa el gran historiador haciendo hincapié en las dudas respecto a la presencia de los charrúas en esta zona y en este momento histórico que nos ocupa.
En búsqueda en archivos de época establece: “ Hablando de la expedición de Gaboto, corresponde mencionar la cita del cronista Fernández de Oviedo relativa a los “ jacroas” que informara de dos tripulantes de aquella expedición que dan distintas características de estos (pág.3 y 4) y agrega: “parecería que en el orden cronológico, fuera esta la primera mención histórica de los charrúas, pero la prioridad en el uso del gentilicio puede corresponder también al navegante Diego García quién habiendo reconocido nuestras costas al mismo tiempo que Gaboto, alude a dichos indígenas en la memoria que redactara en 1530-31”.
Entonces el Prof. Acosta y Lara no cree que García haya visto personalmente a los charrúas, y lo más probable es que supiera de ellos por los guaraníes o por los timbúes, tres de éstos llevó consigo al regresar a España.
En nota al pie de página agrega:”En el sumario hecho en Sevilla (1530) para indagar el origen y destino de los indios llegados a España por la expedición de Gaboto, García declaró de estos tres timbúes,” atambures”, que habían sido comprados en el “río de Solís” a otros indios enemigos suyos, que son los guaraníes, que los comen”.
(12 vol.2 pág. 178). pág. 4 vol. citado.
Luego refiere a la expedición de Mendoza donde Schmidel sitúa a los “zechurrás”; dice al llegar a San Gabriel, Colonia: “allí nos encontramos con un pueblo de indios llamados zechuruas que contaba como de 2000 hombres….
Estos al llegar nosotros, habían abandonado el pueblo huyendo con mujeres e hijos, de suerte que no pudimos dar con ellos”.
Pero en nota al pie de pág.6 (13) dice: Schmidel es bien conciso al expresar que los indígenas de San Gabriel no pudieron ser hallados, o sea, que no fueron vistos, en cuanto a que habían huido al llegar los españoles.
Este punto se puede discutir, ya que el pueblo o toldería abandonada quizás lo estaba desde días o semanas atrás.
Recordemos además que el cronista, aparte de cuando el arribo de la flota de Mendoza a San Gabriel, solo en otra oportunidad  pisó tierra uruguaya (16 pág.196) no habiendo constancia de que en esta segunda y última vez, observara a indígenas de parcialidad alguna.

Siguiendo nuestra hipótesis, que el sitio fue ocupado por un pueblo sedentario, durante mucho tiempo; que ese grupo humano, autores y usuarios de esa particular ergología alfarera serían grupos guaraníes y/o chaná timbúes  (ribereños del plástico); una datación por radiocarbono del material encontrado, podría arrojar datos aproximados de la antigüedad del sitio.


                                                                 LOS GUARANIES


Pueblo proveniente del amazonas brasileño migrando hacia el sur; Paraguay, provincias argentinas de Misiones y litoral paranaense de Corrientes. Parte de estos se dirigieron a Bolivia y noreste argentino denominados chiriguanos.
Algunos se aposentaron en el norte mesopotámico poco antes de la llegada de los españoles que penetraron río Paraná arriba.
Los guaraníes se esparcieron a lo largo de ambas costas del Paraná, desde Misiones hasta el delta .
A lo largo del litoral de Corrientes y Entre Ríos había una cantidad de comunidades indígenas denominadas por los investigadores como chaná.
Desde el punto de vista cultural, estos grupos mencionados,  pueden reunirse de acuerdo al tipo de economía que desarrollaron y al medio ambiente en el que se desenvolvían como horticultores de origen amazónico ocupando las costas de los ríos.
Los guaraníes pertenecen a la familia lingüística tupí-guaraní.
Protegían las aldeas con zanjas y empalizadas contra el ataque de otras tribus y de felinos salvajes.
Las armas para defensa y ataque eran el arco de hasta 2.5 mts. y la flecha con punta de madera ; y la macana siempre de madera reemplazando a la piedra.
Su cerámica elemento de suma importancia como ollas para cocinar, grandes vasijas para almacenar alimentos y bebidas, platos, vasos, etc.; decoradas de colores sobre todo líneas negras y rojas sobre fondo blanco con motivos geométricos, curvas, ondas,espirales; sin asas.
Pero también y siendo un elemento que los caracterizaba y distinguía realizaban una alfarería unguiculada ( con la uña ) ; la corrugada, aplicando un pinzamiento sobre los rodete aún frescos.
Es conocida la costumbre de muchos pueblos de las regiones selváticas de practicar la antropofagia, costumbre de comer carne humana. Esta costumbre se restringía, en el caso de los guaraníes, exclusivamente para los guerreros de tribus enemigas tomados prisioneros; eran alimentados y cuidados con mujeres para adquirir su fuerza el día del sacrificio de connotaciones rituales.
Los hombres se cubrían con un taparrabo que colgaba de la cintura cubriendo sus genitales, las mujeres usaban una tanga de plumas, luego a la llegada de los españoles se cubrían con una túnica de algodón llamada tipoy, desde los hombros a las rodillas, abierta para la cabeza y brazos pero sin mangas.
Se adornaban con pinturas, tatuajes y plumas en la cabeza, tobillos y brazos, collares de distintos elementos.
Los varones se introducían en el labio inferior el tembetá de diversos materiales.
Fueron grandes canoeros que las fabricaban ahuecando troncos y balsas de cañas de donde recorrían los ríos pescando con hilo y anzuelo y hasta con arco y flecha los grandes peces.
En una tekoa o aldea vivían varias tevy o familia pero cada aldea o tekoa con un tubichá o cacique. Otro personaje influyente en la comunidad era el payé, sacerdote-mago para predecir y curar males. Creían en un dios superior que llamaban ñanderú.

                                                                                                                          
                                                               LOS CHANÁ-TIMBÚ

Conocidos chaná o grupos del litoral no eran guaraníes y se situaron sobre ambas márgenes del río Paraná en todo el litoral de las de las provincias de Buenos Aires, Santa Fé, Entre Ríos y Corrientes. Otros grupos que se encontraban un poco más al norte y entre Buenos Aires y Entre Ríos se encontraban los chaná, los beguá y los chaná-timbú.
Los primeros en describirlos fueron Sebastián Gaboto, García de Moguer, Pedro de Mendoza y Ortiz de Zárate ; que fundaran:  Gaboto el fuerte de Sancti spiritus ( 9/6/1527) en el Carcarañá, Don Pedro de Mendoza funda en 1536 el puerto de Nuestra Señora Santa María del Buen Aire, luego conocida como Buenos Aires.
Cazadores- pescadores y grandes canoeros  recorrían el Paraná y afluentes.
Hacían canoas de un solo tronco ahuecado que podían medir hasta 20 mts. de largo.
Proveían de pescado a los españoles logrando excedentes que secaban al sol y ahumaban para su conservación y que intercambiaban por vituallas con el europeo.
Cazaban venados, ñandúes y nutrias, colectaban miel y desarrollaron la agricultura en pequeña escala como maíz, porotos y zapallo.
Se vestían con mantos de pieles de nutria y delantales las mujeres. Se pintaban el cuerpo y se adornaban con plumas y otros objetos usando también los hombres el tembetá de hueso o metal que atravesaba el labio inferior. También empleaban objetos de metal en las orejas y narices.
Como armas empleaban el arco y flechas con puntas de hueso o madera, macana, honda y propulsor.
Es destacada por todos los investigadores lo particular de su cerámica con decoración incisa, formando guardas y figuras geométricas; y las vasijas o platos con extremidades representando animales, especialmente loros o papagallos. Otro tipo de alfarería que los identifica son las denominadas “ gruesas” con forma de campanas con asas macizas y orificios y sin fondo; para ceremonias o rituales especiales o para el empleo de alucinógenos.
Fueron guaranizados mestizándose y perdiendo sus atributos como identidad cultural, junto a la aparición del europeo que supuso encomiendas, esclavisados y atacados por nuevas enfermedades fueron desapareciendo absorbidos por grupos guaraníes, pampas o chaqueños a partir de las primeras décadas del siglo XVI hasta el XVII.


GLOSARIO:

  • Antiplástico: arena fina o arena gruesa, conchilla molida, cuarzo molido, resaca, etc.
  • Cerámicas: mezcla de arcilla con un gradiente o antiplástico para darle consistencia al trabajarla.
  • Colectar: juntar o recoger.
  • Lítico: sinónimo de piedra o material de piedra.
  • Recalar: desembarcar o atracar.
  • Rodelas: especie de escudo protector para los soldados.
  • Una legua del real: son 5kms. del campamento militar.


                 

EDUARDO GIMÉNEZ
Investigador.














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