SITIO CERAMISTA EN EL REAL DE SAN CARLOS (22/9/05)
“Un collar o coronas de islas circundan la bahía de Colonia.
Son siete islas, la de mayor dimensión es la de Isla de San Gabriel, seguida de
la Isla de Farallón, las de Hornos (del este y del oeste) y las tres López (la
del este, las del medio y las del oeste) – conocidas también como Las Tres
Hermanas-“.
Los
Antecedentes Territoriales
“A los 34º26’ de la latitud Sud y 57º50’ de la longitud oeste
de Greenwich, a 250 kilómetros de la boca del Río de la Plata y sobre la banda
oriental de ese vasto estuario surge un grupo de islas frente a una península
rocosa; son las islas y la punta de San Gabriel.
La península se prolonga al Norte por el arco de una bahía,
cuyas altas barrancas limitan a la lengua del agua en playas de fina arena
blanca; al Sud la contextura del terreno varía, disminuye su nivel y desde la
costa al interior se pasa de la playa rocosa arenosa sin transición a la fértil
tierra negra.
De ambos lados y a cortas distancias, arroyos de no gran
caudal desembocan en el estuario. Y pasadas las barrancas, en todo el
territorio que la circunda, la vegetación se desarrolla vivazmente. Y los
variados tonos del verde semejan el paisaje a los más fértiles y ricos del
corazón de Francia. Las islas se escalonan paralelas a la costa y son, de Sur a
Norte, la del Farallón, la isla Grande de San Gabriel, los islotes de los
Ingleses y los Muleques, las islas de Antonio López y la de Hornos. Su tamaño
es reducido, salvo la grande por antonomasia, que fue y es la única habitada de
continuo y mide una legua cuadrada.
En la extremidad de la península que tiene escasos dos
kilómetros de saliente y algo menos de ancho, existió en forma intermitente
desde principios del Siglo XVI y continuada (con breves intervalos), desde
fines del XVII, población de hombres blancos. Pero de tiempo inmemorial el
hombre rojo autóctono había ocupado con su primitivo aduar aquella costa y
aquellas islas.
Pasó como una sombra la raza extinguida del primitivo
habitante del territorio.
Y nada queda del indio alto, triste y taciturno, de cabeza
grande, cara ancha, pómulos salientes, nariz grande de ventanas anchas y
abiertas y base estrecha y hundida, cejas salientes de arcada poco espesa, ojos
horizontales pequeños, negros y hundidos, boca grande de labios gruesos.
Sólo brilla su mirada triste y dura, que sabe ser feroz, en
los ojos de algún descendiente a través de cien mezclas de sangre, que ocupa
ahora los antiguos campos de caza del salvaje indómito.”
* Riveros Tula, Aníbal M. –
Historia de la Colonia del Sacramento (1680) – Revista del Instituto Histórico
y Geográfico del Uruguay, XXIII – Montevideo 1959.
En una enorme bajante, que se
produjo en el año 2004, se encontró una
gran cantidad de tiestos de cerámica indígena frente al hotel, que en aquel
momento, se estaba construyendo en el Real de San Carlos, después del muelle y
a una gran distancia río adentro, sobre un banco o superficie de arena.
Luego, en el mes de octubre
(miércoles 13/10/04) se vuelve a producir una gran bajante, por ráfagas de
viento norte muy fuertes con la influencia de la luna nueva que se hacía ese
día; concurrimos con unos amigos coleccionistas.
En el mismo lugar, colectamos gran cantidad de tiestos (más de 100), pero esta vez con
algunas piezas líticas, lascas de sílex, un “quesito”, percutores en cuarzo y
sobadores, nucleoides en cuarzo y algunos huesos aparentemente de animales
contemporáneos que habrían servido de alimento.
Algunos restos de la cerámica se encontraban
totalmente sepultados en la arena, lo que nos permitió vislumbrar un sitio con
enorme cantidad de las referidas piezas y de gran importancia, el cual seguirá
aportando restos.
El hallazgo identifica
cerámica guaraní con restos de urnas funerarias por su tamaño o recipientes
para guardar alimentos; cerámica pintada, decorada, lisa, con agujeros de
suspensión, con decoración interior, exterior y bordes o labios en una visión
rápida y sin una clasificación técnica.
También se encontraron restos
fósiles (plaquetas, vértebras, dientes o molares, costilla, y además restos
enormes de lo que parece ser ballena o cachalote y restos de madera fósil). Hacemos
referencia, aunque no corresponde a la
época y al sitio preciso.
Destacamos este dato: en el
primer encuentro se sacó, casi enterrado, un cacharro que al desenterrarlo
estaba entero, salvo un agujero que
correspondía al fondo del recipiente.
Asimismo, también se encontró
una
cantidad importante, de trozos
grandes que permitirán su reconstrucción y determinar diámetro, forma y altura, etc., dado que tienen
los bordes y pared lateral, aunque algunos con parte del fondo.
Nos había llamado la atención
- siempre que leíamos sobre indígenas en Colonia - que se mencionaba el hecho de que se
hallaban tolderías en la costa. Investigando sobre la
batalla de San Gabriel y tratando de
ubicar el sitio donde ella tuvo lugar, creemos, debe de poder encontrarse, material lítico (puntas de flechas y lanzas) y algún elemento
metálico del conquistador.
Aníbal Riverós Tula en
“Historia de la Colonia del Sacramento” describe el viaje de Sebastián Gaboto
rumbo a las Molucas, entrando al Plata, fondea frente a San Gabriel el
18/3/1527, bautiza las islas y hace establecimiento en la tierra firme, entre
la punta de San Carlos y el arroyo de San Pedro, le llama de San Lázaro “frente al lugar donde empiezan los bajos
del río”.
Esta batalla según los
documentos se desarrolló muy cerca de la punta de San Gabriel.
“Los primeros contactos con los charrúas,
que tenían una toldería semi-permanente en la vecindad, son pacíficos y por
intermedio de dos intérpretes que lleva, antiguos compañeros de Solís, le
informan de la existencia de un sobreviviente de la masacre de 1516 y pocos días después Francisco del Puerto
llega a ellos”.
Vamos
a mencionar en forma textual lo que informa Aníbal Barrios Pintos en Historia
de los Pueblos Orientales con el subtítulo “La hecatombe de San Gabriel en el
relato de Hernando de Montalvo”:
“En una dilatada carta
elevada al rey, fechada en San Salvador el 29 de marzo de 1576, Hernando de
Montalvo, tesorero del Río de la Plata, refería que al día siguiente de haber
llegado el adelantado a San Gabriel - 26 de noviembre de 1573 a las tres de la
tarde - pasó al otro día a la costa firme donde estuvo 42 días. Seguidamente
decía que dicho sitio se encontraba frontero del lugar donde había encallado la
nave capitana y a media legua de donde estaban los demás navíos. Hasta allí
habían venido a visitarlos los charrúas, “en tres a cuatro canoas”, a hacer
intercambio de víveres por rescates.
El guaraní Yamandú fue el
encargado de llevar correspondencia dirigida al capitán Juan de Garay, en la
que se le anunciaba la llegada de la armada de Ortíz de Zárate al puerto de San
Gabriel, requiriéndole “bajase con alguna gente y comida y caballos por la gran
falta que de todo traía”.
Según lo dijera Hernandarias
de Saavedra en 1596, Yamandú llegó “vestido de grana, con su espada y daga y
sombrero”, obsequio del adelantado en recompensa de su misión de “chasque
fluvial”.
Ante la gran hambruna que
padecían, los expedicionarios habían encontrado” ciertas yerbas que en la
similitud y gusto parecían acelgas y otros bredos de los de España y dio la
gente en irlas a buscar a una legua del
real, las cuales se comían crudas”-dice
Montalvo-“con sola agua y sin sal”. Los frailes iban también en ocasiones en
procura del alimento que aumentara la exigua ración diaria de 12 onzas.
Era de presumir un ataque de
los indígenas, ya que acudían siempre mal pertrechados. Un día se produjo el
desastre a una legua del
real de San Gabriel y no en el arroyo San Juan, como afirma
erróneamente cierto autor en acotación a un fragmento de la carta del tesorero
Hernando de Montalvo, que así relata las trágicas jornadas:
“ y vn día martes 29 del mes
de diciembre del año 73 senboscaron en vnos grandes pajonales asta doçientos
yndios charrúas y guaraníes y así como los cristianos llegaron a dondestavan
las dichas yerbas questaban junto al pajonal donde los yndios enboscados
estavan dieron en nuestra jente que mataron y prendieron hasta 42 personas
escapáronse solo dos y estos mal heridos los quales dieron aviso en el rreal, y
el adelantado mando tocar arma salio la gente la mas armada que pudo dio orden
que fuese un capitán llamado pablos de santiago con 15 soldados y luego tras
del sargento mayor martín de pinedo con 54 soldados: todos estos los mas
armados que en rreal avia con arcabuzes y rrodelas aunque tan mal adereçados de
pólvora y lo demas como los primeros y dio orden al sargento mayor que el y el
dicho capitán santiago fuesen con aquellos soldados a donde avían ydo por las
yervas y los muertos que allasen y heridos los trajesen al rreal y se veniesen
rretirando con ellos, llegados los capitanes alla toparon con algunos de los
muertos que fueron los que se defendieron y los yndios apartados un poco delloss
uvo diferentes pareçeres entre los capitanes, el vno que diesen en los yndios y
el otro que se retirasen escaramuçando: tuvieron mala orden con gente mal
platica por no tener espirençia zercaronlos los yndios y dieron en ellos, echaron a uyr los
capitanes y tras dellos la jente a donde mataron y prendieron aquel dia casi 90
soldados y murieron los capitanes y oy
en día lo están ,(presos?) algunos de ellos, sabido por el adelantado tan gran
perdida por tan poca gente como le avia quedado, en su armada quiso yr a los
yndios con los pocos que le quedavan;
fuele estorvado por las personas particulares que con el estavan, a donde si
fuera se acabava de perder con toda la gente del rreal que le havia quedado,
porque los que podíamos yr con el eramos
pocos y los que quedaron en el rreal en guardia del eran los enfermos y frailes
y clerigos y mujeres y niños, donde aquel día se puso en
condiçión de se perder todo el rreal sin
quedar nadie, y otro dia en la noche encomenço el adelantado a embarcar toda su
rropa y luego la gente y rretiralla a la nao capitana questava dada el traves
çerca de tierra questava de manera que se podian tener en ella en lo alto y
allí estuvimos diez dias hasta quel adelantado con toda la gente se paso a la
isla desan graviel y en el inter se desycieron los dos navíos capitana y
almiranta para aprovechar la clavaçon y a cinco de febrero partimos para la
dicha ysla de martin garcía, donde llegamos a 10 del y estuvimos 3 meses”.
Según Francisco Carrillo de
Saavedra, que escapara a la matanza, 80 fueron los que sucumbieron o quedaron
prisioneros de los indígenas.
Una lectura, atenta de la
crónica rimada de Martín del Barco Centenera permite deducir que sólo fueron
los charrúas los que atacaron a los bisoños soldados de Ortíz de Zárate. Ningún
cacique guaraní es mencionado. El mismo arcediano lo confirma en declaraciones formuladas
en Buenos Aires a 10 de enero de 1584 diciendo que “se hallo presente a todo
ello y a el tiempo de la guaçavara y matanza que se hizo en el puerto de San
Graviel cuando los indios charrúas dieron en la gente y armada del dicho Juan
Ortiz de çarate este testigo lo vio y esperimento y se hallo a todo ello y vido
y conocio a el hermano del dicho capitan ( Francisco del Pueyo) el qual murio
en la dicha guaçavara…”.
Otro de los testigos, Alonso
de Santamaría, ratifica que el ataque tuvo lugar a una legua del real
y que él “que quedó muy herido y lo dexaron por muerto” y otro soldado, fueron
los únicos sobrevivientes del primer ataque. En el segundo, perdió la vida
dicho hermano del capitán Pueyo, que éste trajo posteriormente a enterrar al pueblo”.
Agrega
Alonso de Santamaría una noticia de interés relacionada con el capitán Pueyo,
quien al llegar la armada de Ortíz de Zárate al puerto de San Gabriel fue con
cuatro soldados en un batel hasta el arroyo San Juan “para ver si había
seguridad para la gente de la armada y puerto para los navíos y volvió con
Relación dello donde avía yndios de guerra en que paso mucho trabajo y peligro
de su persona”.
Esto confirmaría el lugar de la batalla con el Sitio
encontrado por nosotros y no deja lugar a dudas que era hacia el Nor-Oeste y no
al Sur-Este como cabría la duda y al hablar de una legua no puede ser San Juan.
Menciona A. Riveros Tula a la expedición “de Alonso de Sotomayor, Gobernador electo de Chile y en viaje para allí por la via de Bs. As.” (pág. 144 A.
B. Pintos) y agrega que, esta expedición,
tuvo algún encuentro con los indios de San Gabriel de la que no tenemos más
detalle que la afirmación de Hernandarias De Saavedra, en 1608. “Los
naturales de la banda oriental mataron más de 20 soldados de la misma”. (pág.
80- A. R. Tula).
Y por último en “Relevamiento arqueológico del área a ser
afectada por la construcción del puente Colonia-Bs. As.”.del Dr. Antonio Lezama y el Ing. Jorge Baeza
extractamos:… “En el tramo que se
encuentra entre la ciudad de Colonia y el Real de San Carlos, Teisseire relata
que “ cuando el río baja, la playa arenosa ofrece, islotes más o menos extensos
de piedras rodadas, trozos de hueso y ostras fósiles, debido a la poca altura
del agua, 40 a 50 cms., estos islotes cambian de forma muy a menudo, por la
causa del embate de las olas, como lo he podido constatar frecuentemente, y a
veces desaparecen durante largo tiempo cubiertos por las olas. Objetos de barro
han sido hallados en el muelle del Real de San Carlos a 300 o 400 mts. de la
costa del lado oeste”. (Teisseire 1927: 162) pág 16 del mencionado
relevamiento.
Este constante aparecer y
desaparecer debido a los movimientos de las mareas sobre los bancos de arena,
es lo que nos exige a estar permanentemente pendientes de bajantes y muchas
veces nos encontramos con que todo cambió y está cubierto de arena.
El 1º de noviembre de 2005 se
produce una nueva gran bajante del río y nos dirigimos al sitio mencionado que
continúa “produciendo” tiestos de cerámica; en esta oportunidad encontré más de
30 tiestos que agregados a lo colectado anteriormente superaba los 200. Me expreso diciendo, que soplaba el
viento NW creando un revuelto de la
arena, al seguir bajando el nivel del agua, apreciando asombrado- ver brotar como hongos- los tiestos de
cerámica.
Encontramos
también al excavar superficialmente, que aparecían restos quemados, lo que para
nosotros sería un fogón con restos de cenizas y huesos quemados, presumiendo,
haya sido el fogón donde cocinaban ya sea los alimentos o la cerámica. Tenía dicho
fogón, un diámetro aproximado a los 40 o
50 cms. y una profundidad de 30 a 40 cms. Debajo, había una capa como de barro arcilloso y más
abajo arena muy fina de color gris, aparentemente impregnada de cenizas lo que
le daría ese color.
Hipótesis a
seguir trabajando: los guaraníes ya andaban en estas tierras, lo confirma la
matanza de Juan Díaz de Solís en 1516, cerca de Colonia (ubicación exacta
desconocida, se presume que fue frente a la isla Martín García), también
confirman la existencia de esta etnia, que la enorme cantidad de cerámica con
características especiales indican una población populosa y sedentaria.
Generalmente se cree que andaban de Corsarios y su cerámica lo negaría,
asegurando más bien, que estaban asentados en la zona. Un datado del material,
podría indicar, aproximadamente, la antigüedad del sitio.
Coincidimos con
los arqueólogos que si encontramos una boleadora, no necesariamente tiene que
pertenecer a los charrúas; no es claro indicador de que sea de ellos; pero al
encontrar gran cantidad de cerámica muy bien elaborada y decorada con variados
estilos, como puede ser la cerámica guaraní o chaná, no deja lugar a dudas: el
sitio fue ocupado por un pueblo sedentario, durante mucho tiempo.
Segunda
etapa de la investigación del sitio arqueológico Real de San Carlos, después de
la publicación de mi libro “Trazos Históricos. Investigaciones Histórico-arqueológicas
en breves ensayos”, publicado en el mes de marzo de 2016.
Continuando con la
investigación referente al sitio mencionado, encontramos un estudio sobre
alfarería indígena en Salto Grande por el Lic. Antonio Díaz (Lic. en
Antropología-investigador del Centro de Estudios Arqueológicos-Montevideo-Uruguay;
realizado entre 1972 y 1976).
Los estudios se realizaron en
la región que quedaría cubierta por las aguas del lago de la represa de Salto
Grande.
De la parte que nos interesa, extractamos lo siguiente:
Tres modalidades alfareras
distintas, correspondientes a diversas
unidades culturales estratificadas, ocupando siempre la parte superior de la
columna estratificada, precediendo conjuntos líticos con diferentes
características.
“De acuerdo a los resultados
del procesamiento en gabinete de los materiales cerámicos rescatados, se
realizó un intento de sistematización de las unidades alfareras presentes en la
región. Se diferenciaron tres conjuntos:
1)
Alfarero Salto Grande.
2)
Alfarero de tradición paranaense.
3)
Alfarero Tupí guaraní.
1)
Aparentemente la alfarería característica denominada
de Salto Grande (sería una manifestación regional), según los estudios en las
prospecciones y análisis posteriores llevados a cabo, sería pre-tupí guaraní.
Está constituida por dos
tipos: salto grande simple y salto
grande inciso. (Serrano-1972)
Está cocida irregularmente, a
baja temperatura y en fuego abierto, núcleo generalmente negro o gris oscuro.
Se utilizó arcilla del lugar
con antiplástico, constituido por óxidos de hierro, arena y espículas de
esponja. Las formas son ollas y escudillas semiesféricas, platos bajos
circulares o elipsoidales.
La decoración es con
incisiones o impresiones formando guardas paralelas al borde, algunos tiestos con
decoración pintada (pintura fugutiva ).
Este conjunto salto grande
forma parte de la tradición alfarera que Serrano designara “cultura
entrerriana” o “alfarería básica del litoral”. (Serrano-1972) Considerada una tradición alfarera con amplia
dispersión geográfica que, en muestras de carbón asociada, se pudo determinar
por radio carbono, fechados en la región a mediados del primer milenio A.C.
(Baeza et al.1977)
Esto llevó a ser considerada
por algunos autores como una de las más antiguas de la cuenca platense y
también por su escaso desarrollo tecnológico y estilístico.
Estos alfareros
pre-tupíguaraní de salto grande según las evidencias arqueológicas poseían una
economía mixta basada en la caza de pequeños mamíferos, aves, pesca y
recolección de moluscos de río.
Y por último, debemos acotar
que existe en los tiempos históricos, abundante información sobre la presencia
de hurticultores no tupí guaraní en la zona del bajo Uruguay y delta del Paraná,
correspondiendo a los alfareros de la modalidad paranaense.
2)
La alfarería paranaense -denominada por Serrano,
ribereños plásticos: alfarería gruesa o campanas como lo más destacado-
encontrada en Salto Grande, guarda importantes semejanzas con la del “cerrito
los marinos” (Gaspary-1950) y la de las tejas (Serrano-1923).
Este conjunto alfarero
aparece representado en isla de arriba, en los niveles superficiales de las
excavaciones, su posición estratigráfica es similar a la de la parte final de
la secuencia correspondiente a la cerámica “Salto Grande”. Este hecho nos hace
considerar la hipótesis de que la presencia de los portadores de la alfarería
paranaense en el río Uruguay medio, haya ocurrido a comienzos de los tiempos
históricos.
La dispersión de esta
alfarería en la región de Salto Grande, permite plantear dos posibles vías de
penetración. (Díaz y Fornaro, 1977:168)
a)
Penetración desde el delta del Paraná, ascendiendo por
el río Uruguay.
b)
Penetración desde el Paraná medio, a través de Entre
Ríos, por los ríos Guyquiraró (afluente del Paraná) y Moco retá (tributario del río Uruguay) cuyas
cabeceras se encuentran prácticamente unidas.
3)
Una tercera modalidad alfarera aparece en los
yacimientos de Salto Grande: se trata como la paranaense, de una alfarería
intrusiva, proveniente del área de selva tropical.
Los portadores de esta
cerámica pertenecen a la tradición arqueológica Tupí guaraní.
La presencia de esta
alfarería en el valle del río Uruguay y en la costa platense corresponde a la
expansión de la rama austral del movimiento migratorio de estos ceramistas,
analizado en detalle por Brochado-1973.
La migración descendió por el
río Uruguay, lo cual queda demostrado por la presencia de materiales
tupíguaraní en las costas e islas; así como por los fechados radiocarbónicos,
cada vez más modernos a medida que nos acercamos a la desembocadura del río
Uruguay.
Se dató la alfarería de esta
tradición en 1545+ - 35 DC (Cigliano-et al 1971).
En todos los sitios en que
aparece esta modalidad, ocupa los niveles superficiales de los yacimientos;
frecuentemente se superpone a las modalidades ya analizadas.
La alfarería guaraní, en
Salto Grande presenta decoración plástica (corrugada, unguiculada y pintada ( bicolor
y tricolor) en isla de arriba y en otros sitios se rescataron también urnas
pertenecientes a enterramientos; trozos de cobre laminado y tembetás(*),
elementos característicos de esta tradición.(Textual- encontrado en Aportes para el conocimiento de la prehistoria
uruguaya- 1994 del Centro de Estudios Arqueológicos-Estado actual de las
investigaciones arqueológicas en el Uruguay (parte 1ª) publicación No3-1985.
(*) Algunos autores narran que las placas de cobre y otros ornamentos eran de
uso restringido para algunas personas de alto rango (Lopez de Souza-1927
(1531-32); L.A. Bouganville 1985 en Hilbert-1985), lo que deja entrever una
incipiente diferenciación social- arqueología de las culturas cerámicas del río
Uruguay: retrospectiva y futuras direcciones-Lic. José Iriarte.
“Dentro del ajuar funerario, en las zonas en
donde existen aéreas de disposición formal de los muertos, destaca la presencia
de placas de cobre adheridas al cráneo”. Estos objetos hechos con materias
primas exóticas, no disponibles en el lugar, sugeriría la formación de un
sistema de intercambio e interacción a nivel regional.
El tembetá
también lo usaban los pueblos litoraleños como los chaná, beguaes, timbues que
generalizando fueron denominados chaná timbú y chaná beguá que no pertenecían
al gran complejo tupí-guaraní, y también se ha mencionado que los charrúas
usaban el tembetá.
Retomando el tema que nos
ocupa, respecto al Sitio Real de San Carlos, el material encontrado nos permite
plantearnos la hipótesis, con las lógicas limitaciones inherentes a las
especulaciones arqueológicas y a las nuestras como autodidacta, que ese grupo
humano, autores y usuarios de esa particular ergología alfarera serían grupos
guaraníes y/o chaná timbúes (ribereños del
plástico).
En la “Guerra de los
charrúas” (1998), su autor y destacado historiador e investigador el Prof.
Eduardo Acosta y Lara refiere:
“Investigaciones
históricas y arqueológicas posteriores a la mención del padre Lozano culpando a los charrúas de
la matanza de Solís; demuestran que el desembarco de éste se produjo en tierras
pobladas por indios guaraníes, que como todos los del grupo tupí, de las costas brasileñas eran
muy dados a la práctica del canibalismo”.
El yacimiento Real de San
Carlos puede clasificarse en mixto; con material lítico y cerámico en asociación
con manifestaciones culturales diferenciables sin haber podido determinar por
estudios estatigráficos o en capas diferenciadas, por estar –este sitio- dentro
del agua, bastante lejos de la costa, y haber sido depredado, por los trabajos
para la construcción del hotel.
No olvidemos que los estudios
arqueológicos establecen que los guaraníes ingresaron por el Este a nuestro territorio, aproximadamente en la misma época, o sea que
hicieron una especie de candado con los ingresados por el Oeste.
Continúa el gran historiador
haciendo hincapié en las dudas respecto a la presencia de los charrúas en esta
zona y en este momento histórico que nos ocupa.
En búsqueda en archivos de
época establece: “ Hablando de la
expedición de Gaboto, corresponde mencionar la cita del cronista Fernández de
Oviedo relativa a los “ jacroas” que informara de dos tripulantes de aquella
expedición que dan distintas características de estos (pág.3 y 4) y agrega: “parecería
que en el orden cronológico, fuera esta la primera mención histórica de los
charrúas, pero la prioridad en el uso del gentilicio puede corresponder también
al navegante Diego García quién habiendo reconocido nuestras costas al mismo
tiempo que Gaboto, alude a dichos indígenas en la memoria que redactara en
1530-31”.
Entonces el Prof. Acosta y
Lara no cree que García haya visto personalmente a los charrúas, y lo más
probable es que supiera de ellos por los guaraníes o por los timbúes, tres de éstos
llevó consigo al regresar a España.
En nota al pie de página
agrega:”En el sumario hecho en Sevilla
(1530) para indagar el origen y destino de los indios llegados a España por la
expedición de Gaboto, García declaró de estos tres timbúes,” atambures”, que
habían sido comprados en el “río de Solís” a otros indios enemigos suyos, que
son los guaraníes, que los comen”.
(12
vol.2 pág. 178). pág. 4 vol. citado.
Luego refiere a la expedición
de Mendoza donde Schmidel sitúa a los “zechurrás”; dice al llegar a San
Gabriel, Colonia: “allí nos encontramos
con un pueblo de indios llamados zechuruas que contaba como de 2000 hombres….
Estos
al llegar nosotros, habían abandonado el pueblo huyendo con mujeres e hijos, de
suerte que no pudimos dar con ellos”.
Pero en nota al pie de pág.6
(13) dice: Schmidel es bien conciso al expresar que los indígenas de San
Gabriel no pudieron ser hallados, o sea, que no fueron vistos, en cuanto a que
habían huido al llegar los españoles.
Este punto se puede discutir,
ya que el pueblo o toldería abandonada quizás lo estaba desde días o semanas
atrás.
Recordemos además que el
cronista, aparte de cuando el arribo de la flota de Mendoza a San Gabriel, solo
en otra oportunidad pisó tierra uruguaya
(16 pág.196) no habiendo constancia de que en esta segunda y última vez,
observara a indígenas de parcialidad alguna.
Siguiendo nuestra hipótesis,
que el sitio fue ocupado por un pueblo sedentario, durante mucho tiempo; que
ese grupo humano, autores y usuarios de esa particular ergología alfarera
serían grupos guaraníes y/o chaná timbúes
(ribereños del plástico); una datación por radiocarbono del material
encontrado, podría arrojar datos aproximados de la antigüedad del sitio.
LOS
GUARANIES
Pueblo proveniente del amazonas brasileño migrando hacia el
sur; Paraguay, provincias argentinas de Misiones y litoral paranaense de Corrientes.
Parte de estos se dirigieron a Bolivia y noreste argentino denominados
chiriguanos.
Algunos se aposentaron en el norte mesopotámico poco antes
de la llegada de los españoles que penetraron río Paraná arriba.
Los guaraníes se esparcieron a lo largo de ambas costas del
Paraná, desde Misiones hasta el delta .
A lo largo del litoral de Corrientes y Entre Ríos había una
cantidad de comunidades indígenas denominadas por los investigadores como
chaná.
Desde el punto de vista cultural, estos grupos mencionados, pueden reunirse de acuerdo al tipo de economía
que desarrollaron y al medio ambiente en el que se desenvolvían como
horticultores de origen amazónico ocupando las costas de los ríos.
Los guaraníes pertenecen a la familia lingüística
tupí-guaraní.
Protegían las aldeas con zanjas y empalizadas contra el ataque
de otras tribus y de felinos salvajes.
Las armas para defensa y ataque eran el arco de hasta 2.5
mts. y la flecha con punta de madera ; y la macana siempre de madera
reemplazando a la piedra.
Su cerámica elemento de suma importancia como ollas para
cocinar, grandes vasijas para almacenar alimentos y bebidas, platos, vasos,
etc.; decoradas de colores sobre todo líneas negras y rojas sobre fondo blanco
con motivos geométricos, curvas, ondas,espirales; sin asas.
Pero también y siendo un elemento que los caracterizaba y
distinguía realizaban una alfarería unguiculada ( con la uña ) ; la corrugada,
aplicando un pinzamiento sobre los rodete aún frescos.
Es conocida la costumbre de muchos pueblos de las regiones
selváticas de practicar la antropofagia, costumbre de comer carne humana. Esta
costumbre se restringía, en el caso de los guaraníes, exclusivamente para los
guerreros de tribus enemigas tomados prisioneros; eran alimentados y cuidados
con mujeres para adquirir su fuerza el día del sacrificio de connotaciones rituales.
Los hombres se cubrían con un taparrabo que colgaba de la
cintura cubriendo sus genitales, las mujeres usaban una tanga de plumas, luego
a la llegada de los españoles se cubrían con una túnica de algodón llamada
tipoy, desde los hombros a las rodillas, abierta para la cabeza y brazos pero
sin mangas.
Se adornaban con pinturas, tatuajes y plumas en la cabeza,
tobillos y brazos, collares de distintos elementos.
Los varones se introducían en el labio inferior el tembetá
de diversos materiales.
Fueron grandes canoeros que las fabricaban ahuecando troncos
y balsas de cañas de donde recorrían los ríos pescando con hilo y anzuelo y
hasta con arco y flecha los grandes peces.
En una tekoa o aldea vivían varias tevy o familia pero cada
aldea o tekoa con un tubichá o cacique. Otro personaje influyente en la
comunidad era el payé, sacerdote-mago para predecir y curar males. Creían en un
dios superior que llamaban ñanderú.
LOS CHANÁ-TIMBÚ
Conocidos chaná o grupos del litoral no eran guaraníes y se
situaron sobre ambas márgenes del río Paraná en todo el litoral de las de las
provincias de Buenos Aires, Santa Fé, Entre Ríos y Corrientes. Otros grupos que
se encontraban un poco más al norte y entre Buenos Aires y Entre Ríos se
encontraban los chaná, los beguá y los chaná-timbú.
Los primeros en describirlos fueron Sebastián Gaboto, García
de Moguer, Pedro de Mendoza y Ortiz de Zárate ; que fundaran: Gaboto el fuerte de Sancti spiritus ( 9/6/1527) en el Carcarañá, Don Pedro de Mendoza
funda en 1536 el puerto de Nuestra Señora Santa María del Buen Aire, luego
conocida como Buenos Aires.
Cazadores- pescadores y grandes canoeros recorrían el Paraná y afluentes.
Hacían canoas de un solo tronco ahuecado que podían medir
hasta 20 mts. de largo.
Proveían de pescado a los españoles logrando excedentes que
secaban al sol y ahumaban para su conservación y que intercambiaban por
vituallas con el europeo.
Cazaban venados, ñandúes y nutrias, colectaban miel y desarrollaron
la agricultura en pequeña escala como maíz, porotos y zapallo.
Se vestían con mantos de pieles de nutria y delantales las
mujeres. Se pintaban el cuerpo y se adornaban con plumas y otros objetos usando
también los hombres el tembetá de hueso o metal que atravesaba el labio
inferior. También empleaban objetos de metal en las orejas y narices.
Como armas empleaban el arco y flechas con puntas de hueso o
madera, macana, honda y propulsor.
Es destacada por todos los investigadores lo particular de su
cerámica con decoración incisa, formando guardas y figuras geométricas; y las
vasijas o platos con extremidades representando animales, especialmente loros o
papagallos. Otro tipo de alfarería que los identifica son las denominadas “
gruesas” con forma de campanas con asas macizas y orificios y sin fondo; para
ceremonias o rituales especiales o para el empleo de alucinógenos.
Fueron guaranizados mestizándose y perdiendo sus atributos
como identidad cultural, junto a la aparición del europeo que supuso encomiendas,
esclavisados y atacados por nuevas enfermedades fueron desapareciendo
absorbidos por grupos guaraníes, pampas o chaqueños a partir de las primeras
décadas del siglo XVI hasta el XVII.
GLOSARIO:
- Antiplástico: arena fina o arena
gruesa, conchilla molida, cuarzo molido, resaca, etc.
- Cerámicas: mezcla de arcilla con
un gradiente o antiplástico para darle consistencia al trabajarla.
- Colectar: juntar o recoger.
- Lítico: sinónimo de piedra o
material de piedra.
- Recalar: desembarcar o atracar.
- Rodelas: especie de escudo
protector para los soldados.
- Una legua del real: son 5kms. del
campamento militar.
EDUARDO GIMÉNEZ
Investigador.
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