CERÁMICA
INDÍGENA
Generalidades: La
Sabia Naturaleza abasteció al hombre primitivo de todo lo necesario para su
sustento y también le facilitó los elementos que le permitieron evolucionar.
Está
demostrado que la alfarería surgió simultáneamente en todo el mundo. La
necesidad de almacenar alimentos y su conservación fue sin duda parte de esta
evolución.
Por
simple observación de la naturaleza, como podría ser el secado al sol del limo
de arroyos y ríos con huellas de animales; en nuestro territorio el nido del
hornero ha significado una muestra de cómo el barro podía moldearse y servir de
ejemplo; hermosa obra de arte que influyera luego en la construcción de ranchos
y hornos. Es así que el barro fue reemplazando a los recipientes de calabazas,
cueros, ostras y caparazones de animales.
Luego,
aplicando distintas técnicas, lograron recipientes muy durables e impermeables
para cocinar y almacenar líquidos, que aún se conservan.
Se
encuentran enormes cantidades de tiestos de recipientes, muy pocos enteros; se
debe a la presión ejercida por los suelos, pisoteo de animales y del hombre en
médanos y costas tapados superficialmente por arena, el trabajo de las tierras
con herramientas profundas, la industria extractiva de arena y piedra (lo
comprobamos en Colonia, donde se deben haber destruido enorme cantidad de
tiestos); la erosión de suelos por agentes atmosféricos, por cuevas de animales
y por las raíces en el crecimiento de los árboles, etc. Los tiestos encontrados
muestran la dureza y el alto grado de trabajo alfarero.
Estos
elementos, parte del utillaje indígena, han permitido estudiar la vida y la
cultura de aquellos primitivos habitantes y el progreso o evolución logrado,
hasta su desaparición, siendo denominado por algún investigador como un
“fósil-guía”.
También
en la cerámica demostraron ser artistas capaces de rescatar y reproducir
características del ambiente natural en el cual realizaban sus actividades;
dando forma de animales o humanas. En otros pueblos de América, pinturas que
dejan valiosa documentación sobre la vida de esos pueblos como escenas de caza,
de guerra, vestimenta y de la vida doméstica y religiosa.
En
nuestro territorio, salvo la cerámica, como por ejemplo: las urnas funerarias
que indican un sistema de funebria y las campanuliformes con motivos zoomorfos
y alguno antropomorfo, sin que se haya podido descifrar su aplicación; con
motivos de aves que quizás sean foráneas; no aportan en el sentido arriba
mencionado, ningún dato preciso.
Las
decoraciones son de dibujos abstractos y las pintadas también muy simples. Los
motivos son puntos, rayas rectas, quebradas, algún motivo geométrico o tipo
laberinto como también aparecen en las pinturas rupestres e incluso en los
petroglifos, sin que esto signifique haber sido realizados por los mismos
grupos.
Materia prima:
Nuestro indígenas encontraban en todas
las costas litoraleñas, cantidades de buenas arcillas y también empleaban los
limos de las orillas de ríos y arroyos del interior del territorio para
elaborar sus ceramios.
Preferentemente,
este último elemento mencionado fuera utilizado por los charrúas, quienes
fabricaron y adoptaron la cerámica en los últimos años de su existencia;
realizando toscos recipientes que eran secados al sol y que, al cocinar
alimentos, quizás se impregnaran con grasa, lo cual los iba cochurando; de lo
contrario, se desintegrarían fácilmente y en especial, al mojarse con agua de
lluvia.
La
arcilla como materia prima fue empleada por los pueblos denominados Ribereños
Plásticos (chaná, chaná-timbú-beguá); pueblos sedentarios que han dejado
nuestras costas y no así el interior del territorio, plagado de tiestos y
algunas piezas enteras de cerámica.
La
arcilla es muy abundante en todo el mundo y en nuestro territorio. Está formada
por sílice, alúmina y agua, en proporciones variables, obteniendo tonalidades
diferentes.
Con
ésta se debe hacer una pasta, agregándole sustancias que la hagan menos
plástica para evitar que las piezas se rajen al cocinarlas. Estas sustancias se
denominan antiplásticos o desgrasantes y se utilizan en menor proporción que la
arcilla.
Estos
elementos pueden ser arena fina o gruesa, tiestos molidos o chatote molido
(barro previamente cocido y molido), espículas de esponjas, cuarzo molido, conchillas
molidas o quemadas y molidas, etc.
Se
denominan tiestos a los fragmentos de vasijas; es lo que más se encuentra,
siendo muy difícil encontrar recipientes enteros, por lo indicado
anteriormente. Algunos restos (sobre todo bordes) nos permiten determinar su
diámetro e incluso su forma y llevarlos a un dibujo y reconstruirlos
totalmente. Nos permite saber el antiplástico empleado y la técnica de
fabricación.
Algunas
hipótesis planteadas con respecto a que se encuentran solamente tiestos, se
refieren a los grupos que, al abandonar un sitio, las destruían o los que
ocupaban un sitio -con indicios de haber sido habitado al encontrar vasijas de
cerámica- podían haberlas destruido por motivos de hechicería. Sin embargo, se
han encontrado urnas funerarias conteniendo restos óseos de enterramientos
secundarios que quizás fueran respetados por unos y otros.
Los
recipientes fabricados estaban destinados a contener líquidos y a cocinar
alimentos; recoger y almacenar semillas, huevos, frutos, etc. Eran empleados
como objetos de culto o ritos y adorno; tenían forma de animales,
preferentemente aves; también, figuras humanas. Además, la cerámica era
empleada en la fabricación de pipas, torteros, cuentas, para conservar el fuego
y trasladar sus rescoldos, etc.
Gran
cantidad de tiestos mantienen restos o costras de carbón, dentro y fuera del
recipiente; quizás, estudiando la parte interna, pueda descifrarnos lo que se
cocinaba en ellos.
La
cerámica arqueológica de nuestro territorio correspondientes a culturas desaparecidas,
nos brindan una gran información sobre técnicas y procesos empleados; pero,
lamentablemente no poseemos cerámica etnográfica al no existir culturas vivas;
solo nos resta compararlas con culturas de otros países de América.
Fabricación: Las
técnicas de fabricación de la cerámica empleadas por los grupos ceramistas que
ocuparon nuestro territorio y todos los ceramistas son:
La
técnica del rodete, de rollos o chorizos; se hace rodar la arcilla ya preparada
hasta obtener un rodete o chorizo uniforme y se va arrollando en forma de
espiral sobre un disco que servirá de base o fondo; este tendrá el tamaño
deseado sobre el cual se van superponiendo rodetes sobre el borde de esta base
hasta lograr la altura y diámetro deseada, uniendo cada vuelta a la anterior
con pasta más licuada hasta emparejar la superficie, alisándola con una piedra
lisa o esteca de madera. Colocando cada vuelta más adentro o más afuera, se
obtienen variaciones de volumen.
Otra
técnica empleada es la del moldeado de un bollo. Tomando una pelota de arcilla
se presiona sobre el centro hasta lograr una forma cóncava, adelgazando las
paredes y dándole la forma deseada; luego emparejando las uniones. Las campanas
con partes macizas y huecas fueron realizadas de esta forma. Este método sirve
para piezas pequeñas o realizadas en partes como las mencionadas campanas; lo
hemos podido comprobar en nuestros trabajos de réplicas.
La
tercera, muy empleada en cacharros de paredes muy finas, es la del pastillaje o
agregado de porciones indefinidas de pasta, que se van uniendo unas con otras,
hasta obtener la forma; luego, se alisa la superficie interna y externa para
unir las partes y emparejar las superficie con una piedra lisa, hueso, caña,
calabaza o marlo de maíz; luego de secar la pieza se puede pulir la superficie
externa humedeciéndola y alisando con piedra lisa o trozo de cuero, quedando de
esta manera la superficie con una película fina de arcilla que se denomina
“falso engobe”.
El
verdadero engobe consiste en agregar a la pieza terminada una o varias capas de
arcilla líquida cuando está totalmente seca y antes de cocinarla.
Una
cuarta forma de fabricación es por medio de moldes, empleando cestos o
calabazas que al quemarse la pieza, los moldes se incineran desapareciendo.
El
tipo de cocción empleado le da la coloración que adquiere la arcilla una vez
terminado el proceso de cocción.
Establece
Antonio Serrano: “Hay cerámicas de
características tan particulares y definidas que por sí solas están indicando
la presencia de una determinada cultura o de una etapa de su desenvolvimiento,
tal el caso de la cerámica pintada guaraní, de las llamadas alfarerías gruesas
del litoral.” Estas cerámicas pueden haber pertenecido a guaraníes y/o chaná-timbú. Difícil determinar por el sitio donde fueron encontradas, si fueron grupos contemporáneos o de distintas épocas.
También
es característica guaraní el corrugado, imbricado y /o unguiculados que
significa unir cada rodete apretándolos con el pulgar y el índice dándole un
motivo de decoración.
Las
urnas funerarias definen culturas y las cerámicas campanuliformes o cerámicas
gruesas; según Don René Mora, pertenecían a los chaná-timbú.
Refiriéndose
a la cerámica campanuliforme, el Sr. Mora, haciendo alusión a Serrano y
Gasparry, afirma que pertenecerían a los chaná-timbú, tanto las del delta
argentino como las encontradas en nuestras costas platenses.
Esto
también lo afirma Acosta y Lara, atribuyéndoles este tipo de cerámica a los
chaná-timbú, que la habrían recogido por influencia cultural, aquellos indígenas del Paraná o “cultura
básica del litoral”, de otra cultura venida del norte; además del aporte de la
agricultura rudimentaria, transformándose así en los “plásticos paranaenses”,
al quedar algunos grupos sin esta influencia cultural, serían denominados de
cultura “básica persistente”.
Otro
tipo atribuido a los charrúas: cerámica de paredes gruesas, tosca, lisa y poco
cochurada.
Según
Penino: “Los charrúas utilizaban en la
fabricación de su alfarería, tierras negras y arcillosas de las barrancas, y el
limo finísimo del río y de los bañados. Mezclaban a estas en proporción
calculada, arena cuarzosa para que la masa adquiriera dureza; y es notable el
hecho de que cuando empleaban las tierra de bañado, ponían mucha cantidad de
arena, y menor proporción, cuando utilizaban la arcilla o el limo, éste algunas
veces puro, dando un material compacto de color plomizo por los materiales
calcáreos de la mezcla, que presenta una dureza sorprendente.” (La
Nación Charrúa, Rodolfo M. Sosa)
El
Sgto. Benito Silva que conviviera, en dos oportunidades, con los charrúas,
indicó que solo la secaban al sol. Fabricadas con limo de los arroyos, mezclado
con tierras negras y arcillosas de las barrancas.
Sílice:
Combinación del Silicio con el oxígeno; muy abundante, se encuentra en cuarzo o
cristal de roca, amatista, calcedonia ágata, sílex.
Alúmina:
Oxido de aluminio anhídrido que se halla en la naturaleza; algunas veces puro o
cristalizado y generalmente formado en combinación con la sílice y otros
cuerpos, los feldespatos y las arcillas; industrialmente se obtiene de la
Bauxita.
PIEDRAS Y PLUMAS
Otro elemento de
utillaje indígena: CERÁMICA
Nuestros
indígenas no solo comían carne asada, por lo tanto necesitaron elementos para
cocinar; recolectar y guardar semillas, frutos; recipientes para recoger agua,
para beberla, etc. y la naturaleza le proveyó de casi todo lo que necesitó en
su humilde existencia.
La
ostra le sirvió de alimento y su concha de cuchara; la guampa de vacuno para
beber agua, para sorber la yerba mate con agua y para alumbrarse en las noches,
llenándolas de cebo; el mate calabaza, quizás traído por los guaraníes, les
dispensó gran utilidad, siendo liviano y fácil de trabajar.
Hicieron
platos, vasos, cucharones, vasijas y ollas, instrumentos de música, etc. Esto, sumado al material lítico, era lo que
necesitaban para su subsistencia.
Nos
dice Carlos Navarro y Lamarca en su Historia General de América,
refiriéndose al indígena americano: “Una
vez adquirido el fuego, gozó el indígena del calor, luz y aprendió a preparar
sus alimentos para hacerlos digestibles sustituyendo una base artificial de
subsistencia a la ruda y natural de sus etapas inferiores del salvajismo. Salvo
en aquellas latitudes en que el hielo puede sustituir al fuego conservando los
alimentos, hasta los pueblos más abyectos de América, usaron del segundo para
modificarlos. El indígena prefirió siempre los manjares cocidos o asados a los
crudos, en especial si eran vegetales. Para cocerlos echaba generalmente
piedras calientes en receptáculos llenos de agua (¿la calabaza?). Sabía
conservar los pescados y carnes ahumándolos, secándolos al sol, reduciéndolos a
tiras o a polvo; mezclándolos con tocino y aderezándolos a veces en platos
sabrosos.
Preparaban el
maíz y la mandioca en panes o tortas (cazabe) mezclándolo con agua y otras
sustancias y hasta haciéndolo fermentar y servir de levadura.”
Cuando
el indígena conoció el fuego salió de su primitivo salvajismo. Desarrolla
técnicas para elaborar las arcillas y realizar cerámicas resistentes al fuego.
Entonces aparece otro de los elementos de utillaje indígena que se ha
conservado hasta nuestros días, diseminado por todo el territorio y que también
nos permite estudiar sus hábitos.
Determinar
a qué parcialidades pertenecían los distintos tipos de alfarería que se
encuentra en nuestro territorio, lo dejamos para los entendidos en la
especialidad; pero, interesa detallar los tipos más abundantes.
En
todo el litoral del Río Uruguay y costa del Plata (Colonia y San José) aparece
una alfarería sencilla sin base firme o sin base plana o sea de fondo curvo
(apodo), lisa o decorada con puntos o líneas, sin vertederos ni apéndices.
Una
segunda clasificación serían las denominadas campanuliformes, justamente por
tener, generalmente, forma de campana; obras de gran factura, con apéndices por
lo general zoomorfos; en su fabricación se empleó, en el antiplástico,
espículas de esponja (antiplástico se denomina a la sustancia que se le agrega
a la arcilla para disminuir su humedad y su plasticidad, evitando que se
quiebre durante la cocción).
Este
tipo también se denomina alfarería o cerámica gruesa.
Y
por último, una cerámica muy abundante, de muy buena calidad; seguramente de procedencia
Tupí-guaraní; alfarería lisa modelada, superponiendo rodetes y luego, alisando
la superficie, de color oscuro al utilizar carbón y cerámica molida; luego, una
cerámica pintada sobre fondo claro, líneas rojas o negras, de variadas formas
geométricas; y la más elaborada, una cerámica corrugada-imbricada mediante la
presión del dedo, uniendo los rodetes y dejando marcas rítmicas. Aparece
también una cerámica sencilla con
agujeros de suspensión y de color ocre.
Si
nos referimos a los charrúas, existe información precisa: en sus constantes
desplazamientos se enfrentaban con otros grupos que habitaban el territorio a
los cuales desplazaban o sometían, estableciendo intercambios culturales; así
tomaron la cerámica de los alfareros litoraleños, entre otras cosas.
TECNOLOGÍA DE
FABRICACIÓN DE LA CERÁMICA
PASTA: La
arcilla escogida más el antiplástico agregado.
ANTIPLÁSTICO O
DESGRASANTE: la sustancia que se le agrega a la arcilla para
disminuir su plasticidad y humedad; evita resquebrajamiento durante la cocción.
Puede ser arena, elementos orgánicos vegetales, tiestos molidos, cuarzo molido.
TIESTO:
Fragmentos de vasijas que es lo que más se encuentra, siendo muy difícil
encontrar recipientes enteros.
Las
técnicas de fabricación de cerámica por los grupos prehistóricos que habitaron
nuestro territorio son: la denominada “de rodete” o enrollamiento anular que
consiste en la elaboración de rodetes de arcilla que se van colocando en forma
circular uno sobre otro. Luego, se alisa
la parte externa e interna del recipiente mediante un instrumento plano y
alargado de piedra, hueso o madera (esteca), o mediante un escobillado con un
manojo de paja y agua, uniendo y haciendo desparecer de la superficie las
irregularidades de los rodetes. También era empleada, la aplicación sobre una o
las dos caras de la vasija, de una capa de arcilla diluida pura, que da otro
color diferente al de la pasta empleada, denominada engobe.
El
tipo de cocción empleado le da la coloración que adquiere la arcilla una vez
terminado el proceso de cocción.
Si
la vasija fue cocinada en fuego cerrado (tapado), con poco intercambio de
oxigeno, se produce una coloración negro-grisácea; a este proceso se lo
denomina: cocción en ambiente reductor.
Si
la cocción se produce a fuego abierto, con abundante intercambio de oxigeno, se
produce una coloración beige anaranjada y se denomina: cocción en ambiente
oxidante.
Las
vasijas pueden cocerse sin decorar como cerámica simple o lisa, con algún tipo
de diseño, conocida como cerámica decorada.
Las técnicas de
decoración
son por desplazamiento de materia o por aplicación de colorantes o pinturas.
Por
desplazamientos:
- Incisa: grabando la superficie con objeto punzante produciendo líneas continuas.
- Punteado: la superficie se decora hundiendo y sacando una punta.
- Punteado con arrastre: se hunde el punzón y se arrastra por la superficie en dirección al próximo punto.
- Ungulado: incisiones con la uña sobre la superficie.
- Corrugado: característico de los grupos guaraníes o de grupos que sintieron su influencia cultural; se trata de la unión de los rodetes por el pinzamiento de la arcilla mediante los dedos índice y pulgar en forma horizontal y consecutiva, dándole a la superficie de la vasija, el aspecto de un papel arrugado.
- Modelado: se presenta en sistemas culturales específicos, se trata del modelado y aplique de ornamentos, generalmente zoomorfos, en función de asas o adornos.
APLICACIÓN DE
PINTURAS
Monocroma:
aplicación de un solo color, generalmente rojo.
Policroma:
distintivo de los grupos guaraníes que incluye los colores rojo, blanco y
negro.
DISEÑOS
Geométricos: formados
generalmente por líneas quebradas y curvas, ya sea por desplazamiento de
material o pintura. En general, la decoración se aplica en la zona del borde de
la vasija.
Naturalistas: modelando
figuras zoomorfas y algunas veces, antropomorfas; o sea, combinan varias
técnicas de decoración.
FORMAS
Las
más frecuentes son vasijas de cuerpo simple, globulares, de boca ancha; fuentes
llanas y algunas con formas compuestas.
FUNCIÓN
Se
trata de vasijas utilitarias: para cocción y/o almacenaje, rituales o urnas
funerarias o de enterramientos secundarios; además, las denominadas
campanuliformes o gruesas, cuyo empleo se desconoce.
CERÁMICAS
GRUESAS O CAMPANAS
Las
cerámicas o alfarerías gruesas (así las denomina Antonio Serrano), son figuras
realizadas con partes huecas y macizas, representando verdaderas esculturas
estilizadas con apéndices zoomorfos (aves, mamíferos, reptiles, etc.),
predominando los loros y papagayos.
Están
decoradas con incisiones (surco y puntos, guardas, etc.) que también aparecen
en cacharros de uso doméstico y en otros accesorios como quillapis; tal vez
representando sus creencias.
Denominadas
campanas (Fernado Gaspary) por su forma inferior, más o menos constante y todas
tienen un animal estilizado en la parte superior.
La
base le da ese nombre por la forma cónica o cilíndrica y abierta en el fondo
como un pollerín, sirviendo de apoyo. Completan su aspecto exterior, dos
mamelones o asideras, una cresta y agujeros o ranuras colocados en distintos
lugares; las paredes son gruesas; de
allí, su nombre.
Las
encontradas en nuestro territorio se relacionan con las de los indígenas del
litoral argentino (Paraná) que por influencia cultural y dispersión industrial,
llegan al área litoral uruguaya, conocida históricamente como de los
Chana-timbú.
Se
ignora su uso al no servir de recipientes por sus agujeros y fondo abierto. Se
orienta la hipótesis a objetos totémicos o ceremoniales.
Establece
Don René Mora, que las estudió durante años: “Nosotros creemos que las campanas fueron utilizadas para guardar el
fuego” (…) “Lo que debió ser motivo de un culto especial confiriendo a estas
piezas carácter de objetos sagrados.”
Adherimos
a esta hipótesis, agregando que pueden haber sido empleadas para iluminar o
ambientar las noches frías y/o mantener algún fuego sagrado.
Los
chaná-timbú constituyen con los guaraníes y la macro etnia charrúa, las tres
culturas que poblaban las costas uruguayas en la época del descubrimiento, a
partir de la llegada de Juan Díaz de Solís; dejando la más precisa y clara
descripción de las mismas, el portugués Pero López de Sousa.
Antonio
Serrano plantea que “Hay cerámicas de
características tan particulares y definidas que por sí solas están indicando
la presencia de una determinada cultura o de una etapa de su desenvolvimiento.
Tal el caso de la cerámica pintada guaraní y las llamadas alfarerías gruesas
del litoral.”
Agregamos,
también es característica guaraní, la cerámica corrugada, imbricada o
unguiculada y en las formas: las urnas funerarias.
“A estas
esculturas de uso y fin desconocidos, que tenían determinada forma inferior,
más o menos constante y un animal estilizado en la parte superior (un ave o un
mamífero o un reptil o una asidera abstracta) se las ha llamado campanas, por
cumplirse en general que la base sobre la que deben apoyarse para dar su más
correcta expresión, está abierta, o se como una pollera, que tiene (o no tiene)
un reborde especial para asentar, entre cónica o cilindriforme. Acaso las
cabezas expresadas fueran solo asideras evolucionadas, para un objeto que
algunos autores (como W. Krickeberg) suponen braseros, que completan su aspecto
general con agujeros colocados en distintos lugares, que pensamos estratégicos
para el empleo supuesto. Sin obstáculo de mantener esa forma general que
decimos, la fantasía de sus autores dio variantes nada realistas, con molduras,
recortes, boquillas o agujeros, que no sabemos a ciencia cierta lo que
significan.
En nuestro país
aparecen los restos de alfarerías gruesas en muy pequeña proporción, en toda el
área costera que los chana-timbues recorrieron, tal vez en el verano, a la
pesca del sábalo, tan abundante todavía hoy, a pesar de la cada vez más grave
contaminación sobre playas dones esa pesca es muy fácil de hacer.”
(René Mora, Restos cerámicos campanuliformes, Chaná-timbues de Puerto del Sauce,
Artilleros, Santa Ana.)
Cerámica Campana Juan Lacaze perteneciente a Colección René Mora.
Cerámica Campana Juan Lacaze perteneciente
a Colección René Mora.
FOTOS:
Campana de la zona de Artilleros; Colonia (Nilo Calero; Casa de los pájaros)
Campana de Nueva
Palmira; Museo Lucas Roselli de la ciudad de Palmira; Colonia
Campana de Nueva Palmira,
conocida como “La Dama de Nueva Palmira”; Museo Lucas Roselli de la ciudad de
Palmira; Colonia.
Campana de Riachuelo, propietario Richard y Fabricio Bouvier
Réplicas de Cerámicas Campanuliforme (Arqueología Experimental por el autor)
VASIJAS DE
CERÁMICA – BOCA DEL ROSARIO
Hace
unos años visitando al maestro Luis Silva en Rosario y hablando sobre
materiales indígenas, me dijo que no dejara de ver un lote de vasijas en
cerámica, encontradas juntas en Boca del Rosario, levantadas por una pala de la
arenera que trabajaba en la zona.
Las
vasijas eran cinco, encontradas una dentro de la otra; la mayor se rompió y
tienen características especiales y para mí, nunca vistas.
En
el 2015 fuimos con mi hijo a la casa, cuya propietaria Ines Muniz de Ferreira nos
recibió muy amablemente.
Son
de forma de fuente globulares donde hay diferencia entre el cuerpo y fondo;
diferencias de diámetro de menor a mayor.
Estaban
sin usar, en fuego para cocinar alimentos; tienen pinturas en ocre rojo dentro
y fuera, con motivos abstractos como guardas gruesas.
Cerca
de los bordes, guardas paralelas, surco punzantes (incisas) y todas con agujero
central en el fondo.
Una
tiene un pequeño corte en el borde como vertedero y las guardas se inclinan
evitando el pico y continuando en línea horizontal.
La
hipótesis que planteo es que han sido sepultadas como ofrenda ceremonial y los
agujeros en el fondo, son para evitar que sean utilizadas para cocinar.
Posiblemente, haya sido un enterramiento; pero, no se halló nada más.
Aparentemente
el antiplástico parece ser tiestos molidos de cerámica con un color interior
negro, observándose en una que le falta un trocito en el borde.
Bien
cocidas ambas superficies, exterior e interior, color ladrillo contrastando con
el color de la pasta.
Las
superficies exteriores e interiores son lisas o pulidas y lustrosas aparentando
un falso engobe, cocción uniforme en ambiente oxidante o a cielo abierto.
Según
Serrano: “En la cuenca del Paraná es
frecuente la presencia de alfarerías decoradas con pinturas rojas, esta
decoración consiste en anchas franjas horizontales, verticales, oblicuas o en
ángulos, aplicadas a partir del borde del recipiente, tanto externa como
internamente. Pero lo característico en la cerámica del litoral es la
decoración grabada. Consiste en guardas formadas de series horizontales o
quebradas de impresiones hechas con un instrumento punzante o cortante. Es la
decoración llamada “punteada” que por lo general se hace sin levantar
totalmente la mano resultando así verdaderos surcos hendidos rítmicamente.”
En
la cerámica encontrada en el Sitio Real de San Carlos, se encontró un tiesto
con guardas en ocre rojo interior, similar a las cerámicas de Boca del Rosario;
parecen hechas por el mismo artesano.
Vasijas Boca de Rosario; Sra. Inés Muniz de Ferreira; Rosario, Colonia.
Vasijas Boca de Rosario; Sra. Inés Muniz de Ferreira; Rosario, Colonia.
Tiestos de Cerámica encontradas en el Sitio Real de San Carlos, posiblemente de los ribereños plásticos (Chaná - Timbú).
Tiestos de Cerámica Campanuliforme de ceramistas ribereños plásticos (Chaná - Timbú). Sitio Real de San Carlos.
Tiestos de Cerámica encontradas en el Sitio Real de San Carlos, posiblemente de los ribereños plásticos (Chaná - Timbú).
Tiestos de Cerámica Campanuliforme de ceramistas ribereños plásticos (Chaná - Timbú). Sitio Real de San Carlos.
Excelente nivel las investigaciones!!
ResponderEliminarFuerte abrazo.
Muy bueno. Yo tengo algo que encontre. En orillas del rio negro. Se parece a una olla y tieneun diametro de 20 a 30 cm. No esta entera. Son fragmentos pero creo esta completa.
ResponderEliminarMuy buena información, excelente.
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