lunes, 4 de septiembre de 2017

Cerámica Indígena

                           
CERÁMICA INDÍGENA

Generalidades: La Sabia Naturaleza abasteció al hombre primitivo de todo lo necesario para su sustento y también le facilitó los elementos que le permitieron evolucionar.
Está demostrado que la alfarería surgió simultáneamente en todo el mundo. La necesidad de almacenar alimentos y su conservación fue sin duda parte de esta evolución.
Por simple observación de la naturaleza, como podría ser el secado al sol del limo de arroyos y ríos con huellas de animales; en nuestro territorio el nido del hornero ha significado una muestra de cómo el barro podía moldearse y servir de ejemplo; hermosa obra de arte que influyera luego en la construcción de ranchos y hornos. Es así que el barro fue reemplazando a los recipientes de calabazas, cueros, ostras y caparazones de animales.


Luego, aplicando distintas técnicas, lograron recipientes muy durables e impermeables para cocinar y almacenar líquidos, que aún se conservan.
Se encuentran enormes cantidades de tiestos de recipientes, muy pocos enteros; se debe a la presión ejercida por los suelos, pisoteo de animales y del hombre en médanos y costas tapados superficialmente por arena, el trabajo de las tierras con herramientas profundas, la industria extractiva de arena y piedra (lo comprobamos en Colonia, donde se deben haber destruido enorme cantidad de tiestos); la erosión de suelos por agentes atmosféricos, por cuevas de animales y por las raíces en el crecimiento de los árboles, etc. Los tiestos encontrados muestran la dureza y el alto grado de trabajo alfarero.
Estos elementos, parte del utillaje indígena, han permitido estudiar la vida y la cultura de aquellos primitivos habitantes y el progreso o evolución logrado, hasta su desaparición, siendo denominado por algún investigador como un “fósil-guía”.
También en la cerámica demostraron ser artistas capaces de rescatar y reproducir características del ambiente natural en el cual realizaban sus actividades; dando forma de animales o humanas. En otros pueblos de América, pinturas que dejan valiosa documentación sobre la vida de esos pueblos como escenas de caza, de guerra, vestimenta y de la vida doméstica y religiosa.

En nuestro territorio, salvo la cerámica, como por ejemplo: las urnas funerarias que indican un sistema de funebria y las campanuliformes con motivos zoomorfos y alguno antropomorfo, sin que se haya podido descifrar su aplicación; con motivos de aves que quizás sean foráneas; no aportan en el sentido arriba mencionado, ningún dato preciso.
Las decoraciones son de dibujos abstractos y las pintadas también muy simples. Los motivos son puntos, rayas rectas, quebradas, algún motivo geométrico o tipo laberinto como también aparecen en las pinturas rupestres e incluso en los petroglifos, sin que esto signifique haber sido realizados por los mismos grupos.
Materia prima: Nuestro indígenas encontraban  en todas las costas litoraleñas, cantidades de buenas arcillas y también empleaban los limos de las orillas de ríos y arroyos del interior del territorio para elaborar sus ceramios.
Preferentemente, este último elemento mencionado fuera utilizado por los charrúas, quienes fabricaron y adoptaron la cerámica en los últimos años de su existencia; realizando toscos recipientes que eran secados al sol y que, al cocinar alimentos, quizás se impregnaran con grasa, lo cual los iba cochurando; de lo contrario, se desintegrarían fácilmente y en especial, al mojarse con agua de lluvia.

La arcilla como materia prima fue empleada por los pueblos denominados Ribereños Plásticos (chaná, chaná-timbú-beguá); pueblos sedentarios que han dejado nuestras costas y no así el interior del territorio, plagado de tiestos y algunas piezas enteras de cerámica.
La arcilla es muy abundante en todo el mundo y en nuestro territorio. Está formada por sílice, alúmina y agua, en proporciones variables, obteniendo tonalidades diferentes.
Con ésta se debe hacer una pasta, agregándole sustancias que la hagan menos plástica para evitar que las piezas se rajen al cocinarlas. Estas sustancias se denominan antiplásticos o desgrasantes y se utilizan en menor proporción que la arcilla.
Estos elementos pueden ser arena fina o gruesa, tiestos molidos o chatote molido (barro previamente cocido y molido), espículas de esponjas, cuarzo molido, conchillas molidas o quemadas y molidas, etc.
Se denominan tiestos a los fragmentos de vasijas; es lo que más se encuentra, siendo muy difícil encontrar recipientes enteros, por lo indicado anteriormente. Algunos restos (sobre todo bordes) nos permiten determinar su diámetro e incluso su forma y llevarlos a un dibujo y reconstruirlos totalmente. Nos permite saber el antiplástico empleado y la técnica de fabricación.

Algunas hipótesis planteadas con respecto a que se encuentran solamente tiestos, se refieren a los grupos que, al abandonar un sitio, las destruían o los que ocupaban un sitio -con indicios de haber sido habitado al encontrar vasijas de cerámica- podían haberlas destruido por motivos de hechicería. Sin embargo, se han encontrado urnas funerarias conteniendo restos óseos de enterramientos secundarios que quizás fueran respetados por unos y otros.
Los recipientes fabricados estaban destinados a contener líquidos y a cocinar alimentos; recoger y almacenar semillas, huevos, frutos, etc. Eran empleados como objetos de culto o ritos y adorno; tenían forma de animales, preferentemente aves; también, figuras humanas. Además, la cerámica era empleada en la fabricación de pipas, torteros, cuentas, para conservar el fuego y trasladar sus rescoldos, etc.
Gran cantidad de tiestos mantienen restos o costras de carbón, dentro y fuera del recipiente; quizás, estudiando la parte interna, pueda descifrarnos lo que se cocinaba en ellos.
La cerámica arqueológica de nuestro territorio correspondientes a culturas desaparecidas, nos brindan una gran información sobre técnicas y procesos empleados; pero, lamentablemente no poseemos cerámica etnográfica al no existir culturas vivas; solo nos resta compararlas con culturas de otros países de América.
Fabricación: Las técnicas de fabricación de la cerámica empleadas por los grupos ceramistas que ocuparon nuestro territorio y todos los ceramistas son:

La técnica del rodete, de rollos o chorizos; se hace rodar la arcilla ya preparada hasta obtener un rodete o chorizo uniforme y se va arrollando en forma de espiral sobre un disco que servirá de base o fondo; este tendrá el tamaño deseado sobre el cual se van superponiendo rodetes sobre el borde de esta base hasta lograr la altura y diámetro deseada, uniendo cada vuelta a la anterior con pasta más licuada hasta emparejar la superficie, alisándola con una piedra lisa o esteca de madera. Colocando cada vuelta más adentro o más afuera, se obtienen variaciones de volumen.
Otra técnica empleada es la del moldeado de un bollo. Tomando una pelota de arcilla se presiona sobre el centro hasta lograr una forma cóncava, adelgazando las paredes y dándole la forma deseada; luego emparejando las uniones. Las campanas con partes macizas y huecas fueron realizadas de esta forma. Este método sirve para piezas pequeñas o realizadas en partes como las mencionadas campanas; lo hemos podido comprobar en nuestros trabajos de réplicas.

La tercera, muy empleada en cacharros de paredes muy finas, es la del pastillaje o agregado de porciones indefinidas de pasta, que se van uniendo unas con otras, hasta obtener la forma; luego, se alisa la superficie interna y externa para unir las partes y emparejar las superficie con una piedra lisa, hueso, caña, calabaza o marlo de maíz; luego de secar la pieza se puede pulir la superficie externa humedeciéndola y alisando con piedra lisa o trozo de cuero, quedando de esta manera la superficie con una película fina de arcilla que se denomina “falso engobe”.
El verdadero engobe consiste en agregar a la pieza terminada una o varias capas de arcilla líquida cuando está totalmente seca y antes de cocinarla.
Una cuarta forma de fabricación es por medio de moldes, empleando cestos o calabazas que al quemarse la pieza, los moldes se incineran desapareciendo.
El tipo de cocción empleado le da la coloración que adquiere la arcilla una vez terminado el proceso de cocción.
Establece Antonio Serrano: “Hay cerámicas de características tan particulares y definidas que por sí solas están indicando la presencia de una determinada cultura o de una etapa de su desenvolvimiento, tal el caso de la cerámica pintada guaraní, de las llamadas alfarerías gruesas del litoral.” Estas cerámicas pueden haber pertenecido a guaraníes y/o chaná-timbú. Difícil determinar por el sitio donde fueron encontradas, si fueron grupos contemporáneos o de distintas épocas.

También es característica guaraní el corrugado, imbricado y /o unguiculados que significa unir cada rodete apretándolos con el pulgar y el índice dándole un motivo de decoración.
Las urnas funerarias definen culturas y las cerámicas campanuliformes o cerámicas gruesas; según Don René Mora, pertenecían a los chaná-timbú.
Refiriéndose a la cerámica campanuliforme, el Sr. Mora, haciendo alusión a Serrano y Gasparry, afirma que pertenecerían a los chaná-timbú, tanto las del delta argentino como las encontradas en nuestras costas platenses.
Esto también lo afirma Acosta y Lara, atribuyéndoles este tipo de cerámica a los chaná-timbú, que la habrían recogido por influencia cultural,  aquellos indígenas del Paraná o “cultura básica del litoral”, de otra cultura venida del norte; además del aporte de la agricultura rudimentaria, transformándose así en los “plásticos paranaenses”, al quedar algunos grupos sin esta influencia cultural, serían denominados de cultura “básica persistente”.
Otro tipo atribuido a los charrúas: cerámica de paredes gruesas, tosca, lisa y poco cochurada.

Según Penino: “Los charrúas utilizaban en la fabricación de su alfarería, tierras negras y arcillosas de las barrancas, y el limo finísimo del río y de los bañados. Mezclaban a estas en proporción calculada, arena cuarzosa para que la masa adquiriera dureza; y es notable el hecho de que cuando empleaban las tierra de bañado, ponían mucha cantidad de arena, y menor proporción, cuando utilizaban la arcilla o el limo, éste algunas veces puro, dando un material compacto de color plomizo por los materiales calcáreos de la mezcla, que presenta una dureza sorprendente.” (La Nación Charrúa, Rodolfo M. Sosa)
El Sgto. Benito Silva que conviviera, en dos oportunidades, con los charrúas, indicó que solo la secaban al sol. Fabricadas con limo de los arroyos, mezclado con tierras negras y arcillosas de las barrancas.
Sílice: Combinación del Silicio con el oxígeno; muy abundante, se encuentra en cuarzo o cristal de roca, amatista, calcedonia ágata, sílex.
Alúmina: Oxido de aluminio anhídrido que se halla en la naturaleza; algunas veces puro o cristalizado y generalmente formado en combinación con la sílice y otros cuerpos, los feldespatos y las arcillas; industrialmente se obtiene de la Bauxita.


PIEDRAS Y PLUMAS
Otro elemento de utillaje indígena: CERÁMICA

Nuestros indígenas no solo comían carne asada, por lo tanto necesitaron elementos para cocinar; recolectar y guardar semillas, frutos; recipientes para recoger agua, para beberla, etc. y la naturaleza le proveyó de casi todo lo que necesitó en su humilde existencia.
La ostra le sirvió de alimento y su concha de cuchara; la guampa de vacuno para beber agua, para sorber la yerba mate con agua y para alumbrarse en las noches, llenándolas de cebo; el mate calabaza, quizás traído por los guaraníes, les dispensó gran utilidad, siendo liviano y fácil de trabajar.
Hicieron platos, vasos, cucharones, vasijas y ollas, instrumentos de música, etc.  Esto, sumado al material lítico, era lo que necesitaban para su subsistencia.
Nos dice Carlos Navarro y Lamarca en su Historia General de América, refiriéndose al indígena americano: “Una vez adquirido el fuego, gozó el indígena del calor, luz y aprendió a preparar sus alimentos para hacerlos digestibles sustituyendo una base artificial de subsistencia a la ruda y natural de sus etapas inferiores del salvajismo. Salvo en aquellas latitudes en que el hielo puede sustituir al fuego conservando los alimentos, hasta los pueblos más abyectos de América, usaron del segundo para modificarlos. El indígena prefirió siempre los manjares cocidos o asados a los crudos, en especial si eran vegetales. Para cocerlos echaba generalmente piedras calientes en receptáculos llenos de agua (¿la calabaza?). Sabía conservar los pescados y carnes ahumándolos, secándolos al sol, reduciéndolos a tiras o a polvo; mezclándolos con tocino y aderezándolos a veces en platos sabrosos.
Preparaban el maíz y la mandioca en panes o tortas (cazabe) mezclándolo con agua y otras sustancias y hasta haciéndolo fermentar y servir de levadura.”

Cuando el indígena conoció el fuego salió de su primitivo salvajismo. Desarrolla técnicas para elaborar las arcillas y realizar cerámicas resistentes al fuego. Entonces aparece otro de los elementos de utillaje indígena que se ha conservado hasta nuestros días, diseminado por todo el territorio y que también nos permite estudiar sus hábitos.
Determinar a qué parcialidades pertenecían los distintos tipos de alfarería que se encuentra en nuestro territorio, lo dejamos para los entendidos en la especialidad; pero, interesa detallar los tipos más abundantes.
En todo el litoral del Río Uruguay y costa del Plata (Colonia y San José) aparece una alfarería sencilla sin base firme o sin base plana o sea de fondo curvo (apodo), lisa o decorada con puntos o líneas, sin vertederos ni apéndices.
Una segunda clasificación serían las denominadas campanuliformes, justamente por tener, generalmente, forma de campana; obras de gran factura, con apéndices por lo general zoomorfos; en su fabricación se empleó, en el antiplástico, espículas de esponja (antiplástico se denomina a la sustancia que se le agrega a la arcilla para disminuir su humedad y su plasticidad, evitando que se quiebre durante la cocción).
Este tipo también se denomina alfarería o cerámica gruesa.

Y por último, una cerámica muy abundante, de muy buena calidad; seguramente de procedencia Tupí-guaraní; alfarería lisa modelada, superponiendo rodetes y luego, alisando la superficie, de color oscuro al utilizar carbón y cerámica molida; luego, una cerámica pintada sobre fondo claro, líneas rojas o negras, de variadas formas geométricas; y la más elaborada, una cerámica corrugada-imbricada mediante la presión del dedo, uniendo los rodetes y dejando marcas rítmicas. Aparece también una cerámica  sencilla con agujeros de suspensión y de color ocre.
Si nos referimos a los charrúas, existe información precisa: en sus constantes desplazamientos se enfrentaban con otros grupos que habitaban el territorio a los cuales desplazaban o sometían, estableciendo intercambios culturales; así tomaron la cerámica de los alfareros litoraleños, entre otras cosas.



TECNOLOGÍA DE FABRICACIÓN DE LA CERÁMICA

PASTA: La arcilla escogida más el antiplástico agregado.
ANTIPLÁSTICO O DESGRASANTE: la sustancia que se le agrega a la arcilla para disminuir su plasticidad y humedad; evita resquebrajamiento durante la cocción. Puede ser arena, elementos orgánicos vegetales, tiestos molidos, cuarzo molido.
TIESTO: Fragmentos de vasijas que es lo que más se encuentra, siendo muy difícil encontrar recipientes enteros.
Las técnicas de fabricación de cerámica por los grupos prehistóricos que habitaron nuestro territorio son: la denominada “de rodete” o enrollamiento anular que consiste en la elaboración de rodetes de arcilla que se van colocando en forma circular uno sobre otro.  Luego, se alisa la parte externa e interna del recipiente mediante un instrumento plano y alargado de piedra, hueso o madera (esteca), o mediante un escobillado con un manojo de paja y agua, uniendo y haciendo desparecer de la superficie las irregularidades de los rodetes. También era empleada, la aplicación sobre una o las dos caras de la vasija, de una capa de arcilla diluida pura, que da otro color diferente al de la pasta empleada, denominada engobe.

El tipo de cocción empleado le da la coloración que adquiere la arcilla una vez terminado el proceso de cocción.
Si la vasija fue cocinada en fuego cerrado (tapado), con poco intercambio de oxigeno, se produce una coloración negro-grisácea; a este proceso se lo denomina: cocción en ambiente reductor.
Si la cocción se produce a fuego abierto, con abundante intercambio de oxigeno, se produce una coloración beige anaranjada y se denomina: cocción en ambiente oxidante.
Las vasijas pueden cocerse sin decorar como cerámica simple o lisa, con algún tipo de diseño, conocida como cerámica decorada.

Las técnicas de decoración son por desplazamiento de materia o por aplicación de colorantes o pinturas.

Por desplazamientos:
  • Incisa: grabando la superficie con objeto punzante produciendo líneas continuas.
  • Punteado: la superficie se decora hundiendo y sacando una punta.
  • Punteado con arrastre: se hunde el punzón y se arrastra por la superficie en dirección al próximo punto.
  • Ungulado: incisiones con la uña sobre la superficie.
  • Corrugado: característico de los grupos guaraníes o de grupos que sintieron su influencia cultural; se trata de la unión de los rodetes por el pinzamiento de la arcilla mediante los dedos índice y pulgar en forma horizontal y consecutiva, dándole a la superficie de la vasija, el aspecto de un papel arrugado.
  • Modelado: se presenta en sistemas culturales específicos, se trata del modelado y aplique de ornamentos, generalmente zoomorfos, en función de asas o adornos.


APLICACIÓN DE PINTURAS

Monocroma: aplicación de un solo color, generalmente rojo.
Policroma: distintivo de los grupos guaraníes que incluye los colores rojo, blanco y negro.

DISEÑOS
Geométricos: formados generalmente por líneas quebradas y curvas, ya sea por desplazamiento de material o pintura. En general, la decoración se aplica en la zona del borde de la vasija.
Naturalistas: modelando figuras zoomorfas y algunas veces, antropomorfas; o sea, combinan varias técnicas de decoración.

FORMAS
Las más frecuentes son vasijas de cuerpo simple, globulares, de boca ancha; fuentes llanas y algunas con formas compuestas.

FUNCIÓN
Se trata de vasijas utilitarias: para cocción y/o almacenaje, rituales o urnas funerarias o de enterramientos secundarios; además, las denominadas campanuliformes o gruesas, cuyo empleo se desconoce.


CERÁMICAS GRUESAS O CAMPANAS
Las cerámicas o alfarerías gruesas (así las denomina Antonio Serrano), son figuras realizadas con partes huecas y macizas, representando verdaderas esculturas estilizadas con apéndices zoomorfos (aves, mamíferos, reptiles, etc.), predominando los loros y papagayos.
Están decoradas con incisiones (surco y puntos, guardas, etc.) que también aparecen en cacharros de uso doméstico y en otros accesorios como quillapis; tal vez representando sus creencias.
Denominadas campanas (Fernado Gaspary) por su forma inferior, más o menos constante y todas tienen un animal estilizado en la parte superior.

La base le da ese nombre por la forma cónica o cilíndrica y abierta en el fondo como un pollerín, sirviendo de apoyo. Completan su aspecto exterior, dos mamelones o asideras, una cresta y agujeros o ranuras colocados en distintos lugares; las paredes son gruesas;  de allí, su nombre.
Las encontradas en nuestro territorio se relacionan con las de los indígenas del litoral argentino (Paraná) que por influencia cultural y dispersión industrial, llegan al área litoral uruguaya, conocida históricamente como de los Chana-timbú.
Se ignora su uso al no servir de recipientes por sus agujeros y fondo abierto. Se orienta la hipótesis a objetos totémicos o ceremoniales.
Establece Don René Mora, que las estudió durante años: “Nosotros creemos que las campanas fueron utilizadas para guardar el fuego” (…) “Lo que debió ser motivo de un culto especial confiriendo a estas piezas carácter de objetos sagrados.”

Adherimos a esta hipótesis, agregando que pueden haber sido empleadas para iluminar o ambientar las noches frías y/o mantener algún fuego sagrado.
Los chaná-timbú constituyen con los guaraníes y la macro etnia charrúa, las tres culturas que poblaban las costas uruguayas en la época del descubrimiento, a partir de la llegada de Juan Díaz de Solís; dejando la más precisa y clara descripción de las mismas, el portugués Pero López de Sousa.
Antonio Serrano plantea que “Hay cerámicas de características tan particulares y definidas que por sí solas están indicando la presencia de una determinada cultura o de una etapa de su desenvolvimiento. Tal el caso de la cerámica pintada guaraní y las llamadas alfarerías gruesas del litoral.”

Agregamos, también es característica guaraní, la cerámica corrugada, imbricada o unguiculada y en las formas: las urnas funerarias.
“A estas esculturas de uso y fin desconocidos, que tenían determinada forma inferior, más o menos constante y un animal estilizado en la parte superior (un ave o un mamífero o un reptil o una asidera abstracta) se las ha llamado campanas, por cumplirse en general que la base sobre la que deben apoyarse para dar su más correcta expresión, está abierta, o se como una pollera, que tiene (o no tiene) un reborde especial para asentar, entre cónica o cilindriforme. Acaso las cabezas expresadas fueran solo asideras evolucionadas, para un objeto que algunos autores (como W. Krickeberg)  suponen braseros, que completan su aspecto general con agujeros colocados en distintos lugares, que pensamos estratégicos para el empleo supuesto. Sin obstáculo de mantener esa forma general que decimos, la fantasía de sus autores dio variantes nada realistas, con molduras, recortes, boquillas o agujeros, que no sabemos a ciencia cierta lo que significan.
En nuestro país aparecen los restos de alfarerías gruesas en muy pequeña proporción, en toda el área costera que los chana-timbues recorrieron, tal vez en el verano, a la pesca del sábalo, tan abundante todavía hoy, a pesar de la cada vez más grave contaminación sobre playas dones esa pesca es muy fácil de hacer.” (René Mora, Restos cerámicos campanuliformes, Chaná-timbues de Puerto del Sauce, Artilleros, Santa Ana.)   


Cerámica Campana Juan Lacaze perteneciente a Colección René Mora.


Cerámica Campana Juan Lacaze perteneciente a Colección René Mora.




FOTOS: Campana de la zona de Artilleros; Colonia (Nilo Calero; Casa de los pájaros)

Campana de Nueva Palmira; Museo Lucas Roselli de la ciudad de Palmira; Colonia


Campana de Nueva Palmira, conocida como “La Dama de Nueva Palmira”; Museo Lucas Roselli de la ciudad de Palmira; Colonia.








Campana de Riachuelo, propietario Richard y Fabricio Bouvier 











Réplicas de Cerámicas Campanuliforme  (Arqueología Experimental por el autor)


VASIJAS DE CERÁMICA – BOCA DEL ROSARIO

Hace unos años visitando al maestro Luis Silva en Rosario y hablando sobre materiales indígenas, me dijo que no dejara de ver un lote de vasijas en cerámica, encontradas juntas en Boca del Rosario, levantadas por una pala de la arenera que trabajaba en la zona. 
Las vasijas eran cinco, encontradas una dentro de la otra; la mayor se rompió y tienen características especiales y para mí, nunca vistas.
En el 2015 fuimos con mi hijo a la casa, cuya propietaria Ines Muniz de Ferreira nos recibió muy amablemente.

Son de forma de fuente globulares donde hay diferencia entre el cuerpo y fondo; diferencias de diámetro de menor a mayor.
Estaban sin usar, en fuego para cocinar alimentos; tienen pinturas en ocre rojo dentro y fuera, con motivos abstractos como guardas gruesas.
Cerca de los bordes, guardas paralelas, surco punzantes (incisas) y todas con agujero central en el fondo.
Una tiene un pequeño corte en el borde como vertedero y las guardas se inclinan evitando el pico y continuando en línea horizontal.
La hipótesis que planteo es que han sido sepultadas como ofrenda ceremonial y los agujeros en el fondo, son para evitar que sean utilizadas para cocinar. Posiblemente, haya sido un enterramiento; pero, no se halló nada más.
Aparentemente el antiplástico parece ser tiestos molidos de cerámica con un color interior negro, observándose en una que le falta un trocito en el borde.
Bien cocidas ambas superficies, exterior e interior, color ladrillo contrastando con el color de la pasta.
Las superficies exteriores e interiores son lisas o pulidas y lustrosas aparentando un falso engobe, cocción uniforme en ambiente oxidante o a cielo abierto.

Según Serrano: “En la cuenca del Paraná es frecuente la presencia de alfarerías decoradas con pinturas rojas, esta decoración consiste en anchas franjas horizontales, verticales, oblicuas o en ángulos, aplicadas a partir del borde del recipiente, tanto externa como internamente. Pero lo característico en la cerámica del litoral es la decoración grabada. Consiste en guardas formadas de series horizontales o quebradas de impresiones hechas con un instrumento punzante o cortante. Es la decoración llamada “punteada” que por lo general se hace sin levantar totalmente la mano resultando así verdaderos surcos hendidos rítmicamente.”
En la cerámica encontrada en el Sitio Real de San Carlos, se encontró un tiesto con guardas en ocre rojo interior, similar a las cerámicas de Boca del Rosario; parecen hechas por el mismo artesano.



Vasijas Boca de Rosario; Sra. Inés Muniz de Ferreira; Rosario, Colonia.


Vasijas Boca de Rosario; Sra. Inés Muniz de Ferreira; Rosario, Colonia.








Tiestos de Cerámica encontradas en el  Sitio Real de San Carlos, posiblemente de los ribereños plásticos (Chaná - Timbú).


Tiestos de Cerámica Campanuliforme de ceramistas ribereños plásticos  (Chaná - Timbú). Sitio Real de San Carlos.

3 comentarios:

  1. Excelente nivel las investigaciones!!
    Fuerte abrazo.

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  2. Muy bueno. Yo tengo algo que encontre. En orillas del rio negro. Se parece a una olla y tieneun diametro de 20 a 30 cm. No esta entera. Son fragmentos pero creo esta completa.

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  3. Muy buena información, excelente.

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